El hall de llegadas del aeropuerto de Ibiza, tradicionalmente un terreno fértil para el transporte ilegal de pasajeros, presenta este verano de 2025 una imagen inusualmente tranquila. A primera vista, los taxistas pirata —conductores sin licencia que durante años han convertido la terminal en un punto caliente de captación clandestina— parecen haber perdido buena parte del terreno que ocupaban. La presencia de la Guardia Civil, los inspectores del Consell y la seguridad de Aena, sumada a operativos coordinados y sanciones contundentes, ha reducido de forma visible su actividad. Y aunque el fenómeno no ha desaparecido por completo, la impresión general, incluso entre los profesionales legales del sector, es que se está librando una batalla con resultados tangibles.
Durante una visita realizada por Periódico de Ibiza y Formentera este lunes al recinto aeroportuario, la sensación dominante es la de un servicio fluido y ordenado. Las colas de viajeros se mueven sin interrupciones y, salvo en momentos de mayor afluencia, los usuarios apenas esperan unos minutos para subir a un taxi. Ángel, encargado de organizar a los pasajeros y distribuirlos entre los vehículos, lo resume con precisión: «La fluidez de taxis es continua y, salvo algún momento puntual, todos los clientes se suben al taxi en cuestión de pocos minutos: 10 minutos como máximo». Pese a ello, advierte que la sombra del transporte ilegal no ha desaparecido del todo: «Esta misma mañana ya he visto a tres o cuatro piratas dentro de las instalaciones mientras me tomaba el café. Sigue habiendo, pero no tantos: si antes veías a 10, por ejemplo, ahora solo ves a tres o cuatro que se esconden dentro».
La percepción se repite entre los taxistas de la parada. José confirma a este rotativo que la presión institucional ha surtido efecto: «La verdad es que ya no se ven tantos últimamente» y añade que «está siendo un buen mes; estamos trabajando mucho estos días». Según explica, el endurecimiento de los controles ha marcado un antes y un después: «Los piratas ya saben que aquí, en el aeropuerto, los tienen más controlados que nunca, tanto por la Guardia Civil como por los inspectores y por la propia Aena, que se encarga de echarles directamente sin dejarles margen de juego».
No obstante, advierte que el problema no se ha erradicado sino que en parte se ha desplazado: «Ahora te los encuentras más en el parking de discotecas como [UNVRS], que tiene un parking enorme e ideal para que puedan esconderse, o el DC-10». Y aunque los casos son menos frecuentes, todavía se ven figuras conocidas del transporte ilegal: «Siguen viniendo al aeropuerto algunos piratas, como la famosa rumana, que la he llegado a ver con su propia hija».
Carlos, otro taxista de la parada, coincide en que la actividad ilegal se ha reducido, pero no desaparecido: «Se ven menos porque se esconden dentro del aeropuerto o en el párking, pero sigue habiendo taxistas pirata». Su comentario refleja un consenso entre los profesionales: la estrategia actual funciona, pero requiere continuidad y vigilancia constante para evitar un repunte.
Los resultados
La reducción de taxis pirata en el aeropuerto no es fruto del azar. Este verano, el Consell d’Eivissa ha reforzado su equipo de inspección con seis nuevos inspectores y cuatro agentes, y ha desplegado detectives privados infiltrados. Solo en los primeros meses de la temporada turística, la Guardia Civil ha retirado más de 25 vehículos dedicados al transporte ilegal, la mayoría interceptados en el propio aeropuerto, con sanciones que oscilan entre 3.000 euros por mediación ilegal y más de 15.000 euros por transporte sin licencia, con incrementos para los reincidentes.
El Consell ha inmovilizado cerca de 30 vehículos desde junio, además de interponer dos denuncias penales contra conductores por amenazas, coacciones e intento de atropello a inspectores. Estas acciones se enmarcan en un protocolo firmado con Aena y la Guardia Civil que permite aplicar órdenes de alejamiento y actuar de forma coordinada ante cualquier infracción detectada.
Aena, por su parte, ha implementado un sistema de seguridad más proactivo. Sus equipos pueden expulsar físicamente a los infractores reincidentes y han reforzado la señalización y megafonía en varios idiomas para dirigir a los pasajeros hacia el transporte legal. También mantienen un control diario junto con inspectores y policía local, con dispositivos de hasta 14 horas en la zona de llegadas.
Aunque las medidas han reducido notablemente la visibilidad de los taxis pirata en el aeropuerto, el fenómeno se ha desplazado a otros puntos estratégicos de la isla, como los aparcamientos de grandes discotecas. Los profesionales advierten que, sin un control constante, la presión en un punto puede provocar un repunte en otro.
Pese a ello, la fotografía actual del aeropuerto de Ibiza es muy distinta a la de hace apenas unos meses. Hoy, el viajero que aterriza en Ibiza tiene más posibilidades que nunca de encontrar un taxi legal sin demoras y menos papeletas de cruzarse con quienes operan fuera de la ley. La lucha contra el transporte ilegal en Ibiza continúa, pero la terminal aeroportuaria se acerca, como señalan los propios taxistas, a estar «prácticamente limpia de piratas».
Gracias. Esto sí que nos cambia la vida...