Antonio Domenech (Reus, 1959) es el director general de Vibra Hotels desde 2016, que fue cuando se implicó de lleno en el proyecto hotelero. Explica que desde el año 96 lleva asumiendo grandes responsabilidades con el objetivo de conseguir un mayor nivel de calidad para el sector, que lo ha llevado a dirigir la cadena más importante de Ibiza en términos de plazas turísticas.
—El mes de septiembre acaba de arrancar. ¿Qué valoración le pondría a esta temporada turística? Muchos empresarios la han calificado de «rara».
—Nuestra valoración es buena. Venimos del ‘efecto champán’ del año post-Covid. Hicimos una temporada 2022 buena, 2023 y 2024 fueron años muy buenos y este año ha superado al anterior. Tenemos un 10 o un 11 % más de ocupación que el año pasado y, además, es una ocupación bastante estable. Por lo tanto, estamos mejor que en 2024, especialmente algunos meses como mayo, con un 80 % de las estancias reservadas y mucha planta hotelera abierta. Esta situación no se había visto antes. En junio, por ejemplo, alcanzamos el 87 %, en julio el 91 %, en agosto el 94 % y en septiembre, de momento, registramos el 80 % de ocupación, aunque probablemente terminemos en un 85 %. Son ocupaciones buenas.
—Según resaltaron otras cadenas hoteleras de la isla, las reservas han aumentado esta temporada, pero las estancias son más cortas que otros años en Ibiza con una media de tres días . ¿Ha influido la progresiva subida de los precios?
—Es verdad que el cliente reserva estancias más cortas, pero la ocupación real de las habitaciones es buena. Evidentemente los precios influyen. Nosotros hemos incrementado los precios un 8 %. El resto de cadenas hoteleras de la isla también ha registrado una buena temporada, aunque es verdad que la sensación que tenemos es que hay menos gente en Ibiza que otros años. Creo que se ha hecho un gran trabajo este año contra la oferta ilegal y la saturación turística por parte de las administraciones. Queda mucho por hacer, pero se ha conseguido reducir la presión sobre el ciudadano, logrando disminuir esa sensación de isla saturada.
—La lucha contra el intrusismo, el nuevo control de afluencia de vehículos o la eliminación de 9.000 plazas. ¿Está satisfecho con las medidas implantadas para aliviar la presión turística en la isla?
—Sí. He notado mucho el cambio esta temporada a través de la nueva ley de limitación de vehículos y la lucha contra el intrusismo turístico. Creo que se ha circulado mucho mejor por las carreteras este verano, aunque luego siempre hay perjudicados, como, por ejemplo, los locales de restauración, que no se han llenado como otros años, o algunas tiendas, que han vendido un poco menos.
—¿Esta lucha contra la masificación turística en la isla ha perjudicado más a la oferta complementaria que al sector hotelero?
—Sí, pero no nos olvidemos que el sector hotelero lleva muchos años con las plazas congeladas, pese a que nunca habíamos sido responsables de un posible crecimiento turístico exagerado; nosotros siempre hemos sido un sector estable. Lo que había era una oferta no reglada donde realmente se producía esa saturación que en este momento no existe. Gracias a ello, la isla es ahora más habitable y más amable. Sin duda, las regulaciones bien hechas tienen sentido, aunque queda mucho trabajo por hacer.
—Incluso, como decía antes, el Consell d’Eivissa y la Federación Empresarial Hotelera acordaron eliminar las 9.000 plazas acumuladas en la bolsa turística.
—Yo creo que esas 9.000 plazas deberían congelarse de momento, y estudiar bien los diferentes proyectos que podrían optar. Valorar qué méritos o ubicaciones podrían tener algún tipo de puntuación para ver si consiguen apoyo. Yo no creo en una congelación de por vida de estas plazas turísticas, sino en su adquisición bajo unos requisitos que no sólo son económicos.
—En cambio, sí que están proliferando el número de asentamientos en Ibiza en los últimos años. ¿Cómo está viviendo el sector hotelero esta situación?
—Nosotros desde Vibra Hotels hemos hecho un gran esfuerzo para tener alojamientos destinados al personal. Tenemos aproximadamente 400 plazas que ofrecemos a los trabajadores y, para las cuales, hemos hecho inversiones continuadas. El año pasado invertimos casi un millón de euros para darles un espacio digno y confortable. Iniciamos en el mes de octubre la reforma del antiguo Hostal Royal de Sant Antoni para convertirlo en un espacio con viviendas sólo para personal. También estamos pendientes de una licencia urbanística para reconvertir el antiguo Hostal Piccadilly en una residencia para 80 empleados. Nuestro objetivo es tener unas 650 plazas más en los próximos dos años. Esto nos permitirá poder ofrecer cerca de 1.500 soluciones habitacionales. En relación a los asentamientos, decirte que la gente tendría que poder vivir en sitios dignos y seguros. Es un tema social muy grave y, probablemente, el mayor reto que tiene la isla en este momento.
—¿Qué opina sobre las noticias de la prensa inglesa, que continuamente alerta a los turistas británicos para que no viajen a Ibiza? Estas informaciones se han acentuado este verano tras el número de casos de ‘balconing’ registrados en la isla, especialmente en Sant Antoni.
—Este año ha sido especialmente horrible en ese sentido. Nosotros, como tenemos mucho volumen de clientes, lo sufrimos estadísticamente. Generalmente esta situación se centra en una nacionalidad concreta.
Foto: Moisés Copa
—¿Cómo se podrían evitar estos casos?
—Nosotros, por ejemplo, somos muy vigilantes. Me consta que el sector hotelero es vigilante también porque a nadie le interesa que ocurran estas cosas. El problema es que lo hacen de madrugada y el seguridad no puede estar siempre 24 horas. También tenemos cámaras para vigilar este tipo de sucesos. Señalar que hay casos de caída voluntaria, pero muchos suceden porque la gente está muy perjudicada. Creo que deberíamos analizar el tema del control policial y el consumo de drogas por parte de esta gente. Es un capítulo del que me cuesta hablar porque tampoco soy muy conocedor sobre cómo deben funcionar las fuerzas de seguridad en este sentido, sin embargo, índices como el de este año nos tienen que hacer reflexionar. También creo que hay una cierta indefensión a la hora de actuar porque, cuando ocurren este tipo de accidentes, la ley de protección de datos dificulta acceder a información que explique lo que ha sucedido. El Ayuntamiento de Sant Antoni ha dado un paso con la solicitud de pruebas y análisis de drogas. Este año ha sido excepcionalmente malo y, debido a ello, las campañas mediáticas en contra de la isla están aumentando desgraciadamente en países como Reino Unido.
—En julio, finalmente, se aprobó el nuevo convenio balear de hostelería tras meses de negociación entre sindicatos y patronales. ¿Está satisfecho con esta negociación?
—Yo estuve muy activo en el anterior convenio. Tengo máximo respeto por los agentes sociales y una buena relación porque respeto su posición. Yo siempre fui optimista; sabía que sindicatos y patronales llegarían a un acuerdo. Las personas que están liderando estas negociaciones son personas que están acostumbradas a tratar este tema. Ellos defienden su posición, igual que los empresarios defendemos la nuestra en conversaciones francas y claras. Pese al anuncio de las huelgas por parte de los sindicatos, era positivo con este convenio, pese a que creo que se ha hecho un mal acuerdo porque nadie gana. No obstante, creo que el resultado es favorable porque cuando una parte gana, la otra pierde, y eso eso no es positivo en una negociación de esta índole. Por lo tanto, estoy satisfecho.
—¿Qué opina, en relación al convenio, sobre la subida salarial del 13,5 % en tres años para los trabajadores del sector?
—Creo que son costes importantes, pero que tenemos que asumir porque nosotros vivimos de un negocio donde el trabajador es esencial. Tiene que estar bien pagado y tiene que tener un buen alojamiento. Tenemos que cuidar todos estos elementos. Creo que los agentes sociales trabajan en lograr estas medidas y yo estoy contento.
—Quería hablar también sobre la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera y la situación actual en la que se encuentra usted dentro de la entidad. Hace casi un año dudó si abandonar la patronal, a la espera de cambios internos. ¿En qué punto está?
—Digamos que es un camino que estamos recorriendo de forma leal. Nosotros habíamos detectado una serie de deficiencias internas y queríamos llevar la asociación a otro nivel. Nos fijábamos en otras asociaciones que funcionan muy bien, como, por ejemplo, la entidad más conocida de España, que es la de Benidorm. Esta federación es potente y está formada por unos grandes equipos que generan mucha información. Siempre ha sido una asociación ejemplar y respetada. Hay que señalar que nuestra asociación representa casi el 80% del Producto Interior Bruto de la isla. No tiene sentido que no tenga más peso y responsabilidad. Aunque estuvimos en desacuerdo, nos pidieron que ayudáramos y lo estamos haciendo, asistiendo a las reuniones de la entidad y aportando ideas.
—¿Continuará formando parte de la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera una vez transcurra el año que dio de margen para observar esta renovación?
—Nos dimos un año de transición dentro de la entidad para ver si hay cambios y, la verdad, es que ha habido mejoras. Suficientes, no lo sé. Quiero mantener mi espíritu crítico, pero hay actitudes que reflejan el interés por mejorar las cosas.
—¿Qué cambios y mejoras destacaría que se han llevado a cabo este año?
—Se ha mejorado algo la comunicación e información y la continuidad de las reuniones presenciales. ¿Qué nos falta? Nos falta todavía presencia institucional y nos falta ofrecer más servicios a los asociados. Las compañías grandes como la nuestra tienen a disposición unos medios y asesores que el asociado más pequeño no tiene y, por lo tanto, debemos dotar de más servicios. Nos dimos de plazo este año y estamos a medio camino, pero, como decía, hay actitudes y voluntades que están ayudando a que la entidad pueda ir creciendo.
—Actualmente, ¿la balanza se inclina a favor de la permanencia?
—De momento estamos dentro de la federación. Dimos nuestra palabra de que evaluaríamos este año de transición y lo estamos haciendo. Nuestros compromisos suelen ser firmes.
—En una de sus últimas entrevistas, dijo que el sector hotelero es cada vez más exigente y, por ello, la entidad tiene que adaptarse a esas exigencias y necesidades. ¿Cuáles son los mayores retos?
—Son muchos: desde los medios técnicos hasta los análisis del cliente y los factores sociales que afectan al negocio. La información es muy importante y necesitamos adaptarnos a los tiempos modernos. Tiene que venir gente joven con ideas innovadoras porque hay una renovación constante del sector en torno especialmente al cliente, que es la parte esencial y por la que nosotros nos tenemos que adaptar.
—¿Qué proyectos hoteleros está impulsando la cadena en Ibiza?
—Nosotros continuamos con la inversión del cien por cien de nuestros beneficios reinvertidos en nuestra planta hotelera. Este año hemos inaugurado los Apartamentos Vibra Jabeque Blue después de cinco años cerrados. Hemos invertido siete millones en la construcción del hotel de cuatro estrellas con 79 apartamentos y una aceptación magnífica. También abrimos el día 1 de agosto el Vibra Yamm de cuatro estrellas con 113 habitaciones, ubicado en una zona de Sant Antoni donde se observa la mejor puesta de sol. Es una apuesta muy seria en la localidad para dignificar la zona. También tenemos múltiples reformas. Por ejemplo, el Hotel Vibra Vila, que es de dos estrellas y está en la playa de Figueretas, se convertirá en un hotel de cuatro estrellas este invierno. La idea es dejarlo abierto todo el año. Para el año que viene vamos a invertir en Ibiza cerca de 15 millones de euros y, además, en Sevilla empezaremos el nuevo hotel en la Plaza Nueva; el primer alojamiento fuera de las islas.
—¿Cuántas plazas turísticas tiene la cadena actualmente en Ibiza?
—Tenemos 10.184 plazas actualmente. Una cantidad muy importante para Baleares.
—Antes ha hablado de dignificar Sant Antoni gracias a la inauguración de varios de los hoteles de la compañía. ¿Cree que es posible revertir la situación que vive este municipio después de años albergando un turismo de excesos y las consecuencias generadas en el West End?
—Creo que la situación es un poco injusta en Sant Antoni. Este municipio tiene unas magníficas playas, una gran ubicación y ha sido un motor económico muy importante para la isla de Ibiza. Es verdad que tiene algunos puntos negros, como, por ejemplo, el West End, pero desde el Ayuntamiento están trabajando seriamente para revertir esta situación. Considero que también tiene que haber más seguridad en esta zona. Nosotros, los empresarios, tenemos la obligación de invertir para hacer crecer el producto y para que cierto tipo de cliente no venga allí. Ahora mismo, nuestro hotel está mucho mejor que el entorno, pero seguramente este alojamiento empuje a los edificios conlindantes a pintar y a arreglar las fachadas. El Ayuntamiento habla de subvenciones para arreglar este tipo de deficiencias. Esta mejora es un camino y un trabajo que podemos hacer conjuntamente. Por lo tanto, es importante no perder el tiempo en hablar de lo malo de Sant Antonio y trabajar. Hay muchos empresarios que están haciendo cosas muy interesantes en el municipio. Los resultados no son un cambio de hoy para mañana. Ahora estamos también fomentando el deporte en esta localidad a través del área de RSC.
—¿Qué proyectos de sostenibilidad hotelera ha puesto en marcha la cadena?
—En el departamento de Responsabilidad Social Corporativa estamos adquiriendo compromisos fuertes con clubes deportivos y asociaciones locales. Estamos fomentando el deporte en este municipio, igual que hacemos en otras localidades de la isla. Hemos aumentado todos los esfuerzos para contribuir a ello, apoyando a niños, mujeres y colectivos específicos para que puedan tener acceso a un curso de verano o a una disciplina deportiva. Tenemos una serie de becas deportivas para personas que tienen menos recursos. También me gustaría señalar que hemos trabajado este año en el plan de inversiones para los próximos 10 años, con un plan concreto de los próximos cinco en los que se renovará prácticamente toda nuestra planta hotelera.
S'illa serà molt més amable quan s'hagi reduït es turisme a sa meitat. Encara falta molt.