Cala d’Hort no solo es uno de los lugares más fotografiados de Ibiza sino también es uno de los que más quebraderos de cabeza da cada verano. El acceso a la playa con vistas a es Vedrà llevaba años marcado por la saturación de coches, estacionamientos improvisados y atascos imposibles. Este verano, por primera vez, el nuevo aparcamiento de 7.000 metros cuadrados con capacidad para casi 200 vehículos ha estado operativo durante toda la temporada, y la experiencia deja luces y sombras.
El parking, todavía gratuito y gestionado de forma provisional por el Ayuntamiento de Sant Josep, ha servido para aliviar la presión en la zona. «Siempre está petado; en agosto ha estado hasta arriba», contaban dos operarios de limpieza que descargaban basura en el recinto. «Hasta por la carretera, aunque haya parking. La gente sigue poniéndose donde no toca. Como la playa es gratis, todo el mundo quiere llegar lo más cerca posible», añadían.
Esa sensación de lleno constante se repite en la voz de quienes lo han utilizado. Dos turistas, habituales de Cala d’Hort, confirmaban que habían notado la diferencia con respecto a otros veranos: «Nos ha sorprendido ver tantos coches. Antes podías aparcar en otros puntos, pero ahora está todo vallado y hay que venir aquí».
«El aparcamiento ha funcionado bien, pero el problema está en los coches que quieren llegar hasta abajo. Aquí se aparca mal mucho, en línea amarilla, en curvas… Hemos tenido días en que solo quedaba un carril abierto para subir y bajar. Eso, en una carretera con tanta pendiente, es peligroso», explicaban desde el restaurante El Carmen. La situación ha obligado en varias ocasiones a llamar a la Policía Local para despejar el paso.
El balance general, sin embargo, es positivo. Los hosteleros reconocen que la apertura del parking en junio supuso un antes y un después en la organización de la temporada: «La gente que viene ya pregunta directamente si puede aparcar arriba. En general, ha dado sitio a todo el mundo». Aun así, insisten en que la regulación es necesaria: «O se controla mejor el acceso o se plantea un sistema de transporte que suba y baje a los bañistas porque, de lo contrario, cada verano pasará lo mismo».
De momento, los visitantes parecen conformes con la solución, aunque no todos se libran de las incomodidades. «Hay muchos coches, demasiados, pero al menos ahora sabemos dónde dejar el nuestro sin dar vueltas», resumían las turistas. La imagen que queda es la de un espacio que, aunque no ha terminado de resolver todos los problemas de saturación, ha supuesto un primer paso hacia una gestión más ordenada de Cala d’Hort.
En julio y agosto daba pena como estaba la subida. Ahora no vale decir que hay coches mal aparcados. En ibiza parece que en julio y agosto vale todo... Los demás meses multas a los residentes.