La mañana de este viernes, el terreno de más de media hectárea arrasado por el fuego en Platja d’en Bossa ofrecía una imagen desoladora. Donde el jueves por la tarde se extendían las llamas, hoy solo quedan cenizas, restos ennegrecidos de un asentamiento improvisado y un persistente olor a quemado que se mezcla con otros hedores.
El lugar, situado en la zona del Prat d’en Fita, junto a la rotonda que conecta Sant Jordi con Platja d’en Bossa, permanece ahora deshabitado. Entre los restos aún visibles se amontonan colchones reducidos a estructuras metálicas, garrafas de agua derretidas por el calor, una silla calcinada y un tendedero que milagrosamente sobrevivió al fuego. A su alrededor, la acumulación de basura —toallitas, latas de cerveza, botellas de alcohol— evidencia que la zona fue utilizada durante meses como espacio de residencia precaria.
Asentamiento oculto
El incendio puso al descubierto un asentamiento que había pasado desapercibido durante toda la temporada, oculto entre la vegetación y a escasos metros de uno de los principales centros turísticos de la isla. Según testigos presenciales, al menos cinco personas salieron del lugar cuando comenzaron las llamas. La Policía Local y la Guardia Civil confirmaron que no se ha podido identificar a los ocupantes, aunque se realizarán investigaciones posteriores.
Vecinos y fuentes policiales apuntan a que quienes residían allí serían, en su mayoría, trabajadores de los hoteles cercanos, en una zona donde la presión turística convive con situaciones de vivienda precaria y falta de alternativas habitacionales.
Foto: Toni P.
Rápida intervención
El incendio, originado poco después de las tres y media de la tarde, provocó una densa columna de humo y un fuerte olor a plástico que alarmaron tanto a residentes como a turistas. En el operativo participaron bomberos del IBANAT, apoyados por una avioneta y un helicóptero, así como efectivos del parque de bomberos del Consell Insular. También se desplazaron agentes de la Policía Local, que cortaron el tráfico en dirección a Sant Jordi, y de la Guardia Civil.
La rápida intervención permitió controlar el perímetro en poco tiempo, aunque el fuego tardó más de tres horas en extinguirse al alcanzar la zona de pinar. No hubo heridos ni daños personales que lamentar.
Foto: Moisés Copa
Este viernes, la calma tras el incendio deja una estampa inquietante: un solar ennegrecido, plagado de cenizas y de objetos retorcidos por las llamas, que testimonian la existencia de un asentamiento precario en pleno corazón de Platja d’en Bossa. La propiedad del terreno corresponde al Grupo Palladium, que ya había denunciado la ocupación.
Las investigaciones deberán determinar el origen exacto del fuego y el futuro de quienes habitaban en el lugar, pero lo que sí ha quedado al descubierto es una realidad incómoda: la convivencia, puerta con puerta, entre la imagen turística de lujo y el reverso de la precariedad habitacional.
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