Dos días después del diluvio que cayó sobre las Pitiusas, vecinos del barrio de Can Raspalls, en Sant Jordi, continuaban ayer por la mañana sacando agua y, sobre todo, barro de sus aparcamientos subterráneos, que quedaron completamente inundados.
«Yo tenía aquí un coche, una moto, la bici… ya no vale para nada. Vinieron ayer a última hora del Ibanat. Tuvimos que llamar a una empresa para que vinieran antes. El agua llegó hasta arriba, hasta los tres metros», explica David, un vecino cuyo ‘parking’ da a la calle Caldetes mientras saca enseres llenos de barro y los deposita en la acera.
Otro vecino con más suerte asegura que «saqué los coches por los pelos. También saqué algún coche y motos de otros vecinos. Los de aquí (señalando los vehículos aparcados más cercanos a la calle) están más perjudicados porque la puerta hizo de tapón».
Se trata del aparcamiento de los edificios Atenea, Diana y Venus, que cuenta con 97 plazas, también tiene salida a la calle Caldetes y cuyo presidente es Domingo García. «Esto era un río de agua. A las seis de la mañana ya teníamos el ‘parking’ inundado. Los coches que hay dentro, una treintena, no creo que funcionen», apunta. «La bomba de achique no daba abasto porque el alcantarillado ya estaba lleno», añade Domingo, quien ya piensa en pedir una cita con el alcalde para explorar cómo se puede desviar el agua y que no vuelva a entrar en su aparcamiento.
Muy bien por esos bomberos forestales que están para más emergencias que solo los incendios forestales, gran labor.