La tormenta 'Ex Gabrielle' que dejó más de 300 litros a su paso por las Pitiusas afectó enormemente a las ventas en el Mercat Nou, situado junto al Parque de la Paz, donde decenas de comerciantes despachan sus productos diariamente a los vecinos de Vila.
«El agua no entró desde fuera, sino que subió desde las tuberías», contó a Periódico de Ibiza y Formentera una comerciante del mercado. Alrededor de las once y media de la mañana, el sistema de desagüe colapsó y el agua comenzó a entrar en el mercado.
Según cuentan testigos presenciales, los cortes de luz se sucedieron aquella mañana, dejando a compradores y comerciantes en la penumbra. Entre todos aunaron fuerzas para achicar el agua con escobas. Aquel día, el mercado no mostraba la actividad de siempre. Los comerciantes mantuvieron las persianas subidas, sin embargo, no muchos clientes aparecieron por allí.
La situación fue escalando paulatinamente, hasta que al fin consiguieron achicar toda el agua. Afortunadamente, los comerciantes no reportaron pérdidas de producto, aunque sí es cierto que durante el martes y el miércoles los clientes no se dejaron ver por el mercado. «Entiendo que en algún sitio dijeron que los establecimientos del Ayuntamiento permanecían cerrados», nos cuenta una tendera, que también hubo de abrir su puesto el día después de la tormenta, aunque las ventas fueron casi inexistentes.
Otra comerciante del mercado confirmó los detalles. «La gente estaba asustada», nos cuenta Tere. «Al final pudimos drenar el agua. Estuvimos más o menos una hora larga achicando». A la hora de las ventas, debido a los cortes de luz, no eran capaces de pesar la mercancía. «A oscuras nos quedamos», reportó esta comerciante.
En cuanto al estacionamiento subterráneo del mercado, no hubo que reportar daños mayores. Según fuentes del mercado, el párking no se llegó a inundar gracias a unas nuevas bombas de agua instaladas hace poco más de un año, que fueron capaces de evacuar el agua antes de que se acumule.
Tres días después de las inundaciones, el mercado se encontraba abarrotado. Vecinos y foráneos se amontonaban frente a los mostradores, haciendo cola pacientemente para hacerse con los productos más frescos. El ritmo frenético de las ventas constató la recuperación de la actividad económica del mercado, cuyo interior ya muestra la imagen habitual tras las inundaciones.