Asegura haber dormido desde el pasado domingo apenas unas horas. Pablo Gárriz (Madrid, 1976) relata cómo se gestionó desde la Dirección General de Emergencias una de las situaciones más complicadas de los últimos años.
—¿Cómo valora la gestión que se ha hecho de las inundaciones?
—Puedo hablar de mucho trabajo y una gran preocupación por parte de mucha gente. Hemos conseguido en 72 horas recuperar una situación que con medios ordinarios nos hubiera costado entre cuatro y seis semanas. No sé si lo hemos hecho bien o mal, y probablemente haya cosas que podamos mejorar, pero la respuesta institucional, de la Dirección General y los movimientos que hicimos desde el principio, nos han permitido dar una respuesta extraordinaria a una situación extraordinaria que detectamos de manera muy rápida.
—Numerosos ciudadanos no entienden que el Es-Alert no llegara hasta pasado el mediodía.
—Nosotros el domingo habíamos activado el plan por fenómenos adversos como lluvias, viento y tormentas, y se decretó el nivel amarillo porque Aemet (Agencia Estatal de Metereología) nos havía avisado. Ellos tienen dos maneras de hacer las cosas: por predicción o por fenómenos observados. Con las técnicas y conocimientos actuales, la Aemet cuenta con un profesional al que llaman ‘predictor’ que, utilizando unas aplicaciones informáticas, puede identificar el posible comportamiento de un fenómeno. Cuando éste puede ser virulento, informa a la autoridad de Protección Civil y se emite un aviso. Nosotros después cogemos ese aviso y lo transformamos en un índice de gravedad que se traduce en la alerta que hacemos llegar a la población. Así, la Aemet nos dijo el domingo que en Baleares podíamos tener una situación de riesgo de nivel amarillo. El lunes por la mañana, con el plan activado, realizamos un seguimiento permanente y la Aemet nos alertó de una mayor gravedad en el fenómeno, por lo que decretamos la alerta naranja y dimos instrucciones a los implicados, avisamos a la población y les dimos consejos. Por la noche, con la alerta naranja, ya reunimos al comité técnico asesor y nos encontramos con bomberos y policías de Baleares, por lo que las administraciones sabían de la situación. En las islas, esa noche ya tuvimos constancia de unas 80 incidencias. Nos habían dicho que caerían entre 20 y 40 litros y fueron hasta 60, e incluso 100 litros por metro cuadrado en algún punto. De madrugada ya teníamos a los técnicos de emergencias de manera presencial en el 112. El lunes por la mañana, a la reunión acudió la autoridad educativa, una de las principales interesadas en conocer cómo estaba la situación metereológica. Aemet nos dijo entonces que era posible que el fenómeno descendiera en intensidad y se volvió al nivel amarillo de alerta.
—Usted dice que en la Dirección General no quisieron rebajar ese nivel.
—A la Aemet ya le dijimos que no bajaríamos nuestro nivel de alerta -el Índice de Gravedad 1- porque habíamos visto un montón de incidentes que se estaban gestionando y debíamos tener precaución. Se habían producido caídas de árboles e inundaciones en algunos sitios. Sin embargo, el fenómeno, por una serie de circunstancias, quedó encajado sobre Ibiza y, con un frente de viento húmedo, comenzó a descargar. Así, la lluvia se sumó a lo que ya había caído durante la madrugada. También recibimos muchas llamadas, que son un indicador de lo que sucede. El técnico llamó al ‘predictor’ y nos comentó que pensaban volver al aviso naranja por fenómenos observados. De hecho, una anécdota es que mi familia está en Ibiza y mi mujer llevó a los niños al colegio. Cuando me dijo que ya no podía salir, le dije que se quedara allí.
—Por lo tanto, usted defiende que el Es-Alert no avisó demasiado tarde.
—No. Al ver que no era una alerta por un fenómeno adverso, sino que ya era un fenómeno observado con una gran inundación, a las 11.44 horas activamos el Plan de Inundaciones en situación operativa 1. Se dieron instrucciones para comenzar a preparar el Es-Alert, que es muy potente e invasivo y que requiere de un proceso de validación. Hay que informar al Ministerio del Interior, que es quien lo gestiona. Entonces, ya vimos que la situación se estaba complicando mucho. Cuando nos dijeron que Aemet subía la alerta a nivel rojo, la situación operativa del Plan Inunbal subió a nivel 2, lo cual es muy importante porque la dirección de lo que está pasando recae entonces sobre el Govern, sobre el director general. Con ese nivel 2, ya se podían usar los medios de la UME en Ibiza, que son muy potentes. Fue entonces cuando llamé al jefe del batallón en Valencia y le avisé de que íbamos a pedir la activación de la UME con la proyección de personal en la isla. Llamé también a la consellera, que estaba en el Parlament. Le conté la situación y que solicitábamos medios extraordinarios y vino corriendo. A las 12.00 horas se declaró el nivel rojo, la justificación técnica que nos permite actuar en una situación de máxima prioridad. A las 12.08 horas lanzamos el Es-Alert. Teníamos claro que la situación era muy complicada y que debíamos dar una respuesta inmediata.
—Antes de las inundaciones, ¿llegaron a pensar que el diluvio tendría esa magnitud?
—La gravedad de una inundación se mide por dos parámetros: la cantidad de agua que cae por acumulación y la intensidad y nosotros teníamos los dos factores. Conociendo además la configuración de Ibiza, que tiene una zona de inundación habitual y dos escorrentías que acaban en es Pla de Vila y la zona de ses Feixes, se genera una situación muy compleja. También una parte de la ciudad está por debajo del nivel del mar, con lo que el desagüe de agua es muy complicado. Teníamos claro que había que actuar con rapidez y, si nos pasábamos, pues nada. Además, si no nos movíamos rápido, no podríamos haber traído medios porque hacerlo desde fuera de la isla es muy complicado si hablamos de la logística.
—Creo que, de hecho, fue muy complicada la llegada de esos medios.
— Es que un primer helicóptero no pudo entrar por la situación del momento. Hasta las 17 horas no lo pudo hacer y ese primer escalón de la UME ya llegó y pudo comenzar a trabajar. Dos horas después, llegó en helicóptero el segundo escalón, pero para la maquinaria pesada no teníamos barco desde Valencia. Nos comentaron que desde Denia sí salía un barco hacia Ibiza. Entonces, la presidenta del Govern llamó a alguien de Baleària y nos aseguraron desde la naviera que no había problema, que les iban a esperar. Sobre las 23 horas, llegó ese barco. Al final, la UME movilizó cerca de 100 vehículos y unos 270 efectivos. Llegamos a hablar también con el director general de Puertos porque se necesitaba un barco desde Mallorca hacia Ibiza y no hay que olvidar que en Formentera también había alerta roja. Baleària desplazó entonces uno de sus barcos a Mallorca porque allí en ese momento no había barcos disponibles. Los bomberos del Consell, del Ayuntamiento de Palma, los técnicos de Protección Civil, entre otros, embarcaron a las 20 horas y pocas horas después, a las 23.30 horas, estaban ya trabajando en Ibiza.
—¿Cree que después de lo sucedido hay que tomar medidas en la ciudad de Ibiza para evitar que se repita?
—Lo que está claro es que 300 litros son 300 litros. A partir de ahí, el riesgo de inundación se tiene que gestionar. De hecho, en el Govern hemos creado hace un mes y medio un grupo de gestión llamado INUNCAIB. Hay además un tema importante y el Ayuntamiento es muy consciente de ello: para organizar la actuación contra la emergencia necesita su plan municipal. El de Ibiza está ya hecho y homologado y pronto entrará en vigor. Todos trabajan para contar con este plan ya que de nada sirve que el Govern active un plan con una serie de cosas y los ayuntamientos no lo tengan planificado.
—Entonces, ¿Educación debería haber suspendido las clases el pasado martes?
—Cuando las suspende es porque en el Comité Técnico de Emergencias manejamos información que les permite tomar esa decisión. Con la información que teníamos el lunes por la mañana, no había indicadores de peligro. Cuando el fenómeno evolucionó, y en la reunión contamos con un representante de Educación que lo estaba viendo todo, le dijimos que los niños no salieran de los centros y que los padres no fueran a buscarlos. Ahora bien, si ese mensaje no quiere seguirlo algún director de un colegio o hay padres que actúan de manera no consciente y creen que es mejor ir a buscar a sus hijos, ahí no podemos hacer nada. Insisto, desde el domingo llevábamos informando a la gente; también el lunes avisamos sobre la alerta naranja y las personas debían ser conscientes de lo que estaba pasando. Nosotros buscamos un equilibrio en los avisos a la población y hay que hacer caso. Por cierto, en mayo realizamos un simulacro por inundación en las cuatro islas y usamos el Es-Alert como entrenamiento y la activación y desplazamiento de recursos. También estuvimos en la Dana de Valencia, en los incendios de León, y todas estas actuaciones son entrenamientos y nos permiten mover recursos extraordinarios para una situación extraordinaria.
JoanAh si? Preguntales a los vecinos del edificio que hay en el Cruze de bajando de correos de Sant Jordi. Al menos 50 vehículos perdidos. El royal beach se inundó también todo el garaje. Viviendas en jesús con 50 cm de agua. Y así unos cuantos garajes y viviendas más desde playa den Bossa a jesús. Esto si, la UME solo sacando agua de los edificios del paseo marítimo. El resto abandonados.