Con las fuertes lluvias que azotaron Ibiza el pasado martes, todos los colegios procedieron al cierre lectivo al día posterior, retomando las clases el jueves. Sin embargo, la excepción fue el CEIP Can Misses, que tuvo que cerrar sus puertas por el resto de la semana. Por ello, este lunes ha sido de reencuentro para todos esos alumnos que han regresado a las aulas tras una semana alejados de estas.
Según explican desde el equipo directivo del centro, a raíz de la lluvia se produjeron una serie de filtraciones que, aunque no se hicieron presentes en las aulas como tal, sí que llegaron a una parte eléctrica. En el momento en el que el agua empezó a lelgar a esa zona «cortamos la luz de manera inmediata», explica la jefa de estudios del colegio. Fue en ese momento en el que se produjeron esas escenas, algo caóticas, ya que muchos padres querían información de sus hijos, cuando en el centro estaban sin cobertura y sin electricidad, y dependían de los teléfonos móviles.
El día posterior a las lluvias el centro recibió la visita del Conseller d’Educació del Govern Balear, Antoni Vera, quien decidió que se suspendieran las clases para comprobar si la estructura había quedado afectada a causa de esas infiltraciones.
Desde ese momento se iniciaron una serie de trabajos en el centro «comprobar que las cubiertas estuvieran correctamente, cambiar alguna tubería que no estaban desaguando correctamente, o un falso techo del cuarto de baño que comenzó a perder agua por el techo».
Estos trabajos han concluido este fin de semana, mientras que otros tanto se desarrollaran de manera paralela a las clases. Desde el centro explican que lo han coordinado para que esto no suponga ningún inconveniente ni para los alumnos ni para las familias, que la mañana de este lunes no parecían tener muy claras ni las entradas ni las salidas de sus hijos, precisamente por la existencia de estas obras.
Padres y madres
En ese regreso a las aulas, los padres y madres celebraban la vuelta a la normalidad para sus pequeños, que dejan atrás los esfuerzos para compaginar estos días sin clases. «Entendemos perfectamente que se haya tenido que cerrar, la naturaleza es algo que no se puede controlar. Pero sí que es verdad que ha sido un poco complicado, mi marido tenía que quedarse en casa para cuidar de ella», apunta Cristina, que lleva a su hija al colegio. Un testimonio muy similar al que cuenta Carlos, quien asegura que han tenido que «tirar de los abuelos» para llevar estos días laborables sin clases para los más pequeños.