Aunque muchos ya han dejado atrás los uniformes y las largas jornadas en las calles, el espíritu de compañerismo sigue tan presente como cuando compartían trabajo. Un grupo de antiguos empleados del servicio de limpieza de Ibiza se reunieron ayer para celebrar el día de su patrón, San Martín de Porres, «conocido cariñosamente como Fray Escoba», en una comida que busca mantener viva una tradición con más de cuatro décadas de historia.
La celebración, explica Constantino Larroda, antiguo jefe de servicios durante 30 años, se remonta a principios de los años ochenta, cuando los trabajadores de limpieza empezaron a organizar una fiesta en la antigua Plaza de Toros de Ibiza. «Desde el año 82 más o menos lo venimos celebrando. Hacíamos una comida con toda la familia, con música y todo», recuerda.
En aquel entonces, indica, la empresa organizaba los festejos con la colaboración de los empleados, y el día del patrón se convertía en una jornada de convivencia para todo el personal. Con el paso de los años, y tras el cierre de la Plaza de Toros, la celebración fue adaptándose a las circunstancias. «La empresa antes lo organizaba, pero ahora parece que lleva un tiempo que no lo hace. Entonces no queremos que se pierda el espíritu de Fray Escoba, y lo hacemos nosotros», explica Larroda. Así, un grupo de entre 14 y 15 personas, en su mayoría jubilados, se encarga de mantener la cita anual, costeándola «a escote» entre todos los participantes.
«Han venido dos o tres compañeros que todavía están en activo, pero la mayoría somos jubilados», añade el exempleado. «Lo importante es que no se pierda el espíritu de San Martín de Porres. No lo hacemos como una reivindicación, sino como una celebración», destaca, resaltando que la jornada consiste en una comida en un restaurante de la isla, donde los asistentes comparten recuerdos y anécdotas de su etapa laboral. «Llevamos varios años haciéndolo en el restaurante es Camí Vell y lo importante es estar juntos», comenta.
Durante los primeros años de la tradición, además de la comida, los trabajadores solían asistir a una misa en la Iglesia de Santa Cruz, donde se encuentra una imagen del santo patrón. Sin embargo, con el tiempo, la participación fue disminuyendo y la parte religiosa acabó por desaparecer. «Antes venía más gente y hasta los obispos oficiaban la misa, pero poco a poco se fue dejando. Ahora nos centramos sólo en la comida», explica Larroda. El exjefe de servicios no está solo en esta tarea. Antonio García Montero, también jubilado, es uno de los principales organizadores del encuentro.
«Él se encarga de organizar la comida y yo colaboro en todo lo que puedo. Entre los dos intentamos que esta celebración no se pierda», asegura Larroda, convencido de la importancia de mantener las tradiciones del oficio.