Parte de la valla con la que el Ayuntamiento de Ibiza pretendía impedir problemas de incivismo en el callejón que conecta la avenida Ignasi Wallis con la calle Madrid está ya en el suelo. La valla fue colocada por el Consistorio a finales del pasado mes de septiembre en respuesta a las denuncias formuladas de forma reiterada por vecinos y comerciantes. A la vista de lo sucedido, el Consistorio estudia ahora otras posibles soluciones, aunque no ha adelantado en qué consisten.
«Se está valorando soluciones con la administración de la comunidad de vecinos», han indicado fuentes municipales ante lo sucedido. Y han añadido que estas soluciones serán consensuadas con los afectados. «Se valoran diferentes alternativas a la valla para impedir el paso», han abundado las mismas fuentes.
El Ayuntamiento decidió colocar esta valla por la presencia habitual en el callejón de personas que «consumían o traficaban con drogas» y por las «conductas incívicas» que se registraban habitualmente en este espacio. La clausura del acceso al callejón debía servir para mejorar la seguridad y la convivencia en un tramo de apenas 40 metros en el que, entre otros, se encuentran las oficinas del Registro de la Propiedad.
Sin embargo, la valla fue arrancada poco después de ser instalada y los restos son aún evidentes, entre papeles, botellas y otros desperdicios. En el callejón, el hedor a orina vuelve a ser intenso y la imagen de abandono ha ido a más.
«Estuvo un par de semanas en pie pero la tiraron enseguida».
Durante el día, son muchos los jóvenes que utilizan este callejón para ir allí a beber y charlar. Un problema que, según explicó este domingo el empleado de un supermercado cercano a Periódico de Ibiza y Formentera, se agravaba cuando algunos de ellos entraban a robar a este establecimiento.
Pequeños robos por los que los encargados ya ni avisan a la Policía. El mismo trabajador relató que las peleas en el callejón son habituales y que «el límite de la venta de alcohol a las 12.00 de la noche es un foco de problemas». Para este trabajador, el cierre de la valla no arregló nada: «Estuvo un par de semanas en pie pero la tiraron enseguida. Ahora está por porque, además de la gente que sigue viniendo, hay alambres en el suelo que pueden hacer tropezar a cualquiera».
Esta valla tenía que impedir, además, el acceso al callejón de quienes pululan por el aparcamiento de los Juzgados consumiendo alcohol y sustancias estupefacientes y pidiendo dinero a quienes aparcan en este lugar. Si no logran su objetivo, orinan en las puertas y ruedas de los vehículos e, incluso, llegan a rayarlos y golpearlos, según denuncias de los vecinos.
Boira BlancaRazón tienes. Pero yo creo que con solo hacer cumplir las normas y leyes ya bastaría. Pero como se ha dicho más abajo, paseos en moto y coche, cafelito en el salón de juegos y poco más.