Boira apenas tiene cinco años y ya se ha convertido en toda una pionera en la lucha contra la invasión de serpientes en Ibiza. Esta mezcla entre pastor alemán y border collie se ha ganado un lugar destacado como el primer perro adiestrado para cazar serpientes en la isla, una función que comenzó a desarrollar casi guiada por el empeño y la constancia de su compañero: Tomás Planells Struse.
Adoptada a finales de 2020, cuando era solo un cachorro, Boira llegó a la vida de Tomás «a las puertas de un momento de gran cambio». Un año después, un diagnóstico oncológico derivó en una incapacidad laboral que obligó a Planells a abandonar su oficio de taxista. «A partir de entonces empecé a tener tiempo libre que dedicaba al campo, donde vivo y donde me llamó la atención la cantidad de serpientes que había», recuerda.
La idea
Fue en una conversación con la bióloga y experta en sargantanes Maria Antònia Cirer cuando surgió el impulso definitivo: «Maria Antònia me dijo que alguna vez se había intentado sin éxito, y como Boira estaba en la edad perfecta para aprender decidí intentarlo». Comenzaba así un proceso de aprendizaje completamente autodidacta.
«Aprendí desde cero, no tenía ningún conocimiento previo, mirando muchos vídeos y tutoriales de internet», explica Planells. Aun así, reconoce que los progresos no fueron inmediatos: «Desde que le presentamos la primera serpiente hasta que superó el miedo y empezó a mostrar interés pasó bastante tiempo. Meses».
Ventajas biológicas
Uno de los factores que facilitó el entrenamiento de Boira está directamente relacionado con la biología de los ofidios. «Las serpientes, por su sistema nervioso, se siguen moviendo una vez muertas durante unas dos horas», señala Planells. Esta peculiaridad resultó crucial: «Una vez superado el miedo, empezamos a presentarle serpientes muertas que todavía se movían junto a una palabra de acción y el premio correspondiente». A partir de ese punto, la evolución fue sorprendente. «Desde este momento hasta el que empezó a matar serpientes por su cuenta apenas pasó una semana. Fue prácticamente automático».
Otra característica que ayuda es el fuerte olor que desprenden estos animales. «Es un factor que facilita la labor de Boira a la hora de localizarlas por su cuenta», explica Tomás. «Muchas veces es capaz de detectarlas escondidas en una pared, pero no de sacarlas de su escondite».
Trabajo en equipo
Además de rastrear y localizar serpientes, Boira acompaña a Tomás cada vez que revisa las trampas instaladas en su propiedad. La agilidad de estos animales hace que escaparse sea habitual en el momento de extraerlos. «Si está Boira al lado, se encarga de que no se escape y de matarla ella misma», relata Planells. A día de hoy, la perra ya ha acabado con más de 70 ejemplares.
Su labor conjunta se ha convertido en un apoyo inesperado para la protección de la sargantana pitiusa, una especie emblemática cuyo declive se relaciona directamente con la proliferación de serpientes invasoras. Sin embargo, Tomás insiste en que todo lo que hacen lo llevan a cabo «siempre como hobbie». «Estoy muy lejos de ser un adiestrador profesional y Boira no deja de ser un animal de compañía», recalca.
Primeras colaboraciones
Este mismo viernes, Boira y Tomás recorrieron las instalaciones de Bibo Park acompañados de su responsable, Eduardo Mayol, en busca de serpientes. La bajada de temperaturas impidió encontrar ningún ofidio, pero la experiencia marcó un pequeño hito: «Esta es la primera colaboración que hacemos fuera de casa y por el momento no me he planteado dedicarme profesionalmente a ello. Al final se trata de una labor por el bien común de Ibiza. Otra cosa es que de repente haya una gran demanda que me haga replantearlo, tanto hacer visitas como ayudar a adiestrar a otros animales».
Compartir el conocimiento
Ese espíritu de servicio a la comunidad se refleja también en la forma en que Tomás difunde su experiencia. A través de su perfil de Instagram, @can_daifa, ofrece información y atiende consultas sobre el entrenamiento de Boira y sobre la lucha doméstica contra estos reptiles invasores. «Cualquier persona me puede hacer cualquier consulta al respecto», asegura.
La historia de Boira y Tomás refleja cómo la iniciativa individual y la voluntad de aprender pueden aportar ideas nuevas en la defensa del frágil equilibrio natural de Ibiza. Y, aunque su labor sea humilde, no deja de ser una contribución real: un trabajo constante, paciente y movido por un profundo vínculo con la isla y con sus criaturas más pequeñas —incluidas aquellas que no ladran, pero sí mordisquean y forman parte de nuestra identidad.
XPues tejones de la miel, que tienen muy mala hostia