Síguenos F Y T I T R
Hoy es noticiaEs noticia:

Bartiénne, «una excusa para juntarnos»

Bárbara y Etienne han creado en Ca na Negreta un proyecto que mezcla logística, gastronomía italiana y objetos con historia

Bárbara y Étienne, los fundadores de Bartiénne | Foto: Toni P.

| Ibiza |

La historia de Bárbara Calabuig Van Praag empieza en Valencia, en un bar que marcó el ritmo de su infancia: Casa Calabuig, el negocio familiar paterno donde su padre, Paco, servía paellas, y donde su madre, Bárbara, trabajaba como camarera. Entre comandas, olores de arroz y clientela habitual, Bárbara creció comprendiendo sin saberlo la importancia del trato, del sabor y de la hospitalidad.

Cuando Bárbara tenía ocho años, la familia se trasladó a Holanda, donde creció, estudió y acabó dedicándose a la hostelería. Con el tiempo, abrió su propio restaurante italiano en La Haya, que llevó durante veinte años. «Mi padre nunca entendió que no montara un restaurante de paellas», cuenta entre risas. Pero ella lo veía claro: «Mi pasión siempre ha sido cocinar y mi hobby, crear decorando casas. A esas dos cosas son a las que me he dedicado siempre».

Mientras Bárbara trabajaba incansablemente entre fogones y reformas de interiores, su familia comenzó a volver a España. Ella fue la última en regresar, en 2020, tras su divorcio. Llegó a Ibiza acompañada de su hijo Noa y con la certeza de que allí encontraría su sitio. «Había venido a Ibiza muchísimas veces, varias veces al año y siempre me sentí aquí como en casa», afirma.

Nuevo proyecto

El destino quiso que su mudanza la realizara Etienne Françoise Harms, transportista entre Holanda, Bélgica e Ibiza. Aquel servicio profesional se transformó en una conexión inmediata. De pronto, no solo compartían cajas, sino también un nuevo proyecto de vida juntos.

Etienne necesitaba un almacén en la isla para su negocio de transporte. Encontró una nave en Ca na Negreta y Bárbara se unió a la reforma del espacio. «La decoramos juntos, la adaptamos y quisimos unir mi pasión y mi hobby con el oficio de Etienne», resume.

Así nació Bartiénne, un concepto personal y flexible que reúne almacenaje logístico, decoración y lifestyle, y el área gastronómica The Cook’s Atelier. Es, en esencia, la expresión conjunta de sus dos mundos.

Nuevo concepto

El funcionamiento del negocio rompe con estructuras tradicionales. «No tenemos empleados, trabajamos en familia», explica Bárbara. «Tampoco tenemos horarios… hemos querido prescindir de la parte pesada de la hostelería». Por eso, Bartiénne funciona mediante reservas o a través de eventos semanales que anuncian en redes sociales. «Cada semana ofrecemos algo nuevo y distinto para un máximo de 45 personas», detalla.

Quien se sienta en sus grandes mesas (que también pueden comprarse) disfruta de la cocina italiana que Bárbara perfeccionó en Holanda. «Hay quien, después de cenar, se ha llevado la mesa y las sillas», comenta divertida. Y no es raro: la integración entre gastronomía y decoración forma parte esencial de la experiencia.

«Bartiénne es como un hogar donde conectar con gente, crear espacios bonitos y crear buena cocina», insiste ella. Etienne lo completa con naturalidad: «Es una excusa para juntarnos».

La clientela es tan diversa como la isla. «Hay días que las mesas están llenas de ibicencos, otros de nuestro clan de holandeses —risas—, pero también de alemanes o de cualquier lugar», explican.

Atelier

Para Bárbara, la calidad de su ‘atelier’ empieza en el producto. «Siempre buscamos los mejores, preferiblemente de granjas o panaderías de Ibiza y de kilómetro cero», afirma. Entre sus platos menciona «las anchoas con pimientos dulces, la stracciatella con tomate, el vitello tonnato o el carpaccio de pescado», recetas que rescatan la tradición italiana desde un enfoque mediterráneo y casero.

Objetos con historia

Antes de llegar al atelier, los visitantes atraviesan una impresionante colección de antigüedades y piezas singulares que la pareja selecciona en mercadillos del sur de Francia y de Bélgica. Entre ellas destaca la mesa donde Bárbara cocina: «De cuatro metros de longitud, con una piedra Berga como cubierta, que se utilizó a mediados del siglo XX en una pastelería belga». Otra de sus joyas es «una mesa con cubierta de mármol de una chocolatería parisina, ideal para atemperar el chocolate».

En un lateral han habilitado también «el rincón del café», un pequeño espacio donde preparan café y té matcha para «los padres y madres que vienen por la mañana tras dejar a sus hijos en el colegio».

Bartiénne no es solo una empresa: es la manera en que Bárbara y Etienne han decidido vivir y trabajar. Un espacio donde confluyen logística, arte, gastronomía y objetos encontrados con cariño. Una nave que respira familia, historia y calma. Y una puerta que se abre siempre con la misma intención: acoger, compartir y disfrutar sin prisas.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto