Con un emotivo acto en su nave del polígono de Can Bufí, los propietarios de Licores Aniseta celebraron este viernes los primeros 100 años de esta conocida empresa ibicenca, ahora en manos de la cuarta generación de la familia Ferrer.
El actual director David Ferrer reconoció que se encuentran en un estado «de plena madurez y consolidación en distintos ámbitos y celebramos estos 100 años en un gran momento».
Según destacó Ferrer, durante todo un siglo son muchos los cambios que han visto tanto en la empresa como en la sociedad local, tales como el ‘boom’ turístico que se vivió en las Pitiusas hace unas décadas. «Venía la gente con garrafas para comprar nuestros licores a granel para su propio consumo y después ya todo fue diferente, registrándose un cambio muy grande con la llegada de los turistas en cuanto a ventas», explicó el director.
Ferrer aseguró que quieren preservar esa filosofía de saber de dónde vienen para tener claro a dónde ir. Así, su idea es mantener sus productos más tradicionales y apostar también por nuevas bebidas como Eivigin, que comercializan desde hace un tiempo.
«El tema de los licores va mucho por modas y debemos ir sobre la marcha. Hay que ir adaptándose a todos los tiempos», manifestó.
Foto: Moisés Copa
En relación a las hierbas ibicencas, uno de sus productos estrella, Ferrer reconoció que el mercado en Ibiza «se encuentra muy estabilizado».
Historia
En 2018, en una entrevista concedida a Periódico de Ibiza y Formentera, Fernando Ferrer explicó que Ca s’Aniseta, como se conocía antiguamente, es una de las destilerías con más tradición de Ibiza. Fue fundada en 1925 por los hermanos Joan y Vicent Ferrer Roig que montaron su propia fábrica para la elaboración de licores tradicionales como las hierbas ibicencas, la Rumaniseta o el aperitivo Palo. Fernando Ferrer, precisamente, fue el primero en introducir ramas secas en las botellas de hierbas.
El empresario recordaba cómo sus familiares compraron el conocido local de la avenida Santa Eulària y montaron la popular fábrica de licores. Tras informarse a través de un fabricante de Barcelona sobre la elaboración de estas bebidas y comprar un alambique, empezaron a hacer las destilaciones. Los Ferrer comenzaron con el licor de romaní (la Rumaniseta), el anís dulce, el palo, la absenta y las hierbas ibicencas. «Eran recetas que mis tíos fueron perfeccionando con los años. Como habían estado dentro del mundo del licor, ellos tenían bastantes ideas. Iban a recoger las plantas o se las traían gente del campo y aquí lo que hacíamos era destilar las diferentes hierbas y las mezclas para hacer el licor», recordaba Fernando Ferrer.
Molts anys i bons