Seis paquetes enviados desde Eivissa por la banda de rumanos, especializada en hurtos principalmente en comercios, que fue desarticulada la semana pasada esperaban en el aeropuerto de Barcelona su embarque a Bucarest. Los paquetes, con un peso cada uno de ellos entre doce y veinte kilos, nunca llegaron a ser trasladados al avión que debía ponerlos en manos de los miembros de la red que esperaban su llegada a la capital rumana porque la unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Eivissa alertó a la Comandancia de Barcelona para que los interceptara. Su destino final, una vez en Bucarest -y en otros destinos del país rumano- era el «mercado negro» al que suministraba la red.
La unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Barcelona fue finalmente la que obtuvo de un juzgado de El Prat la orden judicial para realizar esta intervención y confirmar las sospechas tras verificar el contenido de los paquetes.
Los cinco rumanos que fueron detenidos por Comisaría, que practicó el arresto de todos ellos cuando se disponían a realizar otro numeroso envío, se encuentran ya en libertad después de su paso a disposición judicial. Sólo uno de ellos fue reconocido por un testigo en una rueda de reconocimiento.
La Guardia Civil, sin embargo, tenía días antes de esta actuación conocimiento de la red y había emprendido numerosas investigaciones que se concretaron en el decomiso de los paquetes ya mandados, investigaciones que incluyeron un exhaustivo rastreo entre los envíos realizados por empresas de mensajería. El valor económico del material aprehendido en el conjunto de la operación supera los cuatro millones de pesetas, a los que hay que sumar el otro millón en objetos recuperados por Comisaría. Los paquetes estaban repletos de teléfonos móviles, equipos de vídeo y sonido, ropas de distintos tipos y marcas de calidad, así como toda clase de objetos que habían sido sustraidos en los comercios de la isla.