Provocaron un fuego en la casa que ocupaban y en la que celebraban fiestas porque sí. Así lo declararon a la policía después que Comisaría aclarara que detrás del incendio que se originó en una casa de Cas Mus el pasado 19 de enero había un grupo de jóvenes que no tenía ningún reparo en entrar sin permiso en esta vivienda para sus particulares reuniones, encuentros que incluían el consumo de estupefacientes.
Un total de seis jóvenes -dos de ellos chicas menores de edad- han tenido que dar explicaciones después de que la propietaria del chalet siniestrado presentara una nueva denuncia en Comisaría una vez que su casa, no habitada asiduamente por ella, aridera en extrañas circunstancias. Esta misma persona, anteriormente, había formulado varias denuncias en las dependencias policiales al haber claros signos de allanamiento de morada. Uno de los hechos más graves tuvo lugar cuando fue encontrado envenenado el perro de raza mastín que protegía el inmueble. Las denuncias que se presentaron hacían constar que en varias de las ocasiones se habían llevado a cabo sustraciones de comida y de bebida dentro de las provisiones que había en la casa. De hecho, los bomberos que intervinieron al arder el chalet hallaron dentro de la casa restos de comida y de bebida, claros indicios que hicieron pensar que este domicilio estaba siendo ocupado ilegalmente por una o varias personas. Una pista que ha tenido que ser altamente reveladora para el esclarecimiento del incendio surge de las propias observaciones de la Policía Local de Eivissa. Los agentes que se trasladaron a Cas Mut se percataron de la presencia de una pandilla juvenil que se encontraba en la zona poco después de comenzar las llamas en una actitud sospechosa.
El fuego, que se inició a última hora de la tarde, afectó a dos habitaciones y a un cuarto de baño y provocó desperfectos en la techumbre, además de ocasionar un pequeño derrumbe. La dueña de la casa siniestrada tasó en unos siete millones de pesetas los daños por el incendio.