Dieciocho de los veinte tripulantes detenidos a bordo del buque «Privilege», capturado en alta mar con el objetivo de interceptar un supuesto alijo de miles de kilogramos de cocaína, fueron puestos en libertad en Las Palmas de Gran Canaria ayer, cuando aún no se ha encontrado la droga. Sólo el capitán del barco, un panameño, y un marino de nacionalidad mexicana continúan detenidos, mientras que los marineros, dieciocho filipinos, se encuentran libres por decisión del juez en cuanto se cumplieron 72 horas desde que fueron detenidos sin que se hallaran indicios que permitieran imputarles ningún delito.
Todos los marineros, que rechazaron revelar sus identidades, negaron tener relación alguna con operaciones de narcotráfico y aseguraron que sólo tienen noticias de que el «Privilege» llevara a bordo la carga declarada legalmente, consistente en 5.000 toneladas de acero en bobinas y 100 toneladas de asfalto con destino a un puerto italiano.
En cuanto a las circunstancias que rodearon el apresamiento del barco, un portavoz de los filipinos explicó que ni él ni ninguno de sus compañeros entendían los motivos del abordaje, en el que pasaron «mucho miedo», al ser apuntados «con pistolas y fusiles».
Mientras los filipinos celebraban su liberación, los otros dos miembros de la tripulación continuaban detenidos y decenas de agentes de la Policía Nacional proseguíann con el minucioso registro de la nave, que se prolonga desde la mañana del pasado sábado sin que hasta el momento se haya encontrado rastro alguno de la droga que se supone contenía el buque. La cantidad de la cocaína que se busca podría superar las cinco toneladas, conforme a estimaciones iniciales que hizo públicas el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles, cuyo departamento coordinó la operación antidroga que se saldó con el apresamiento del «Privilege», denominada «Ostra».