El fuego que el pasado sábado destruyó un funicular alpino cuando ascendía al glaciar austriaco de Kitzsteinhorn, y que causó 159 muertos según las últimas estimaciones, se inició en la cabina inferior desocupada del convoy, declaró ayer uno de los doce supervivientes del siniestro.
El austriaco Gerhard Hanetseder, de 39 años, que logró escapar del infierno en el interior del túnel junto con su hija de doce años, comentó que fue uno de los últimos en subir al funicular, por lo que se vio obligado a viajar en su parte trasera. Hanetseder reveló que en la cabina inferior de mando del funicular, que se usa sólo para el descenso, comenzó a producirse una humareda poco después de abandonar la estación de partida de la localidad de Kaprun. «Está saliendo humo», comentó uno de los pasajeros, «pero no nos lo tomamos muy en serio y el convoy entró poco después en el túnel», señaló el superviviente, quien dijo que trató de dar la alarma con su teléfono móvil, pero que este perdió cobertura nada más entrar en la montaña.
Añadió que cuando surgieron las llamas se intensificó la humareda, el funicular se quedó parado y se produjeron escenas de pánico, ya que los ocupantes del vagón trataban infructuosamente de abrir las puertas. El pánico se acrecentó cuando las llamas comenzaron a envolver todo el vagón, dijo el superviviente.
Por otra parte, un total de 66 cadáveres habían sido recuperados hasta última hora de la tarde de ayer de los restos del funicular subterráneo. Una portavoz del gobierno del Estado austriaco de Salzburgo comentó que los trabajos de rescate resultan complicados, entre otros motivos por haberse registrado varios desprendimientos de rocas.