Una investigación desarrollada por agentes adscritos al grupo de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado del Cuerpo Nacional de Policía en Eivissa ha permitido la detención en esta ciudad de cuatro súbditos rumanos acusados de un delito de tráfico de estupefacientes. Se trata de la primera ocasión en la que la Comisaría ibicenca tiene constancia de la existencia de grupos organizados procedentes de países del este de Europa dedicados al tráfico de droga en la isla.
Los detenidos en esta operación son Alexandru Mihai I., de 19 años de edad; Marius M., de 31 años; George Christian I., de 32 años, y, finalmente, Sorih Ionut V., cuya edad no ha trascendido. Todos ellos nacidos en Bucarest.
Las pesquisas de los agentes estaban encaminadas en un principio a esclarecer una serie de robos y pequeños hurtos que se perpetran durante los meses de verano por bandas organizadas de ciudadanos rumanos. La sorpresa de los investigadores llegó cuando en las primeras vigilancias sobre esta banda, tras comprobar que, efectivamente, dichos hurtos se cometían con cierta regularidad, se establecieron sospechas razonables de que, además, los ingresos ilícitos del grupo podían provenir mayoritariamente del tráfico de estupefacientes.
Establecido el operativo para intentar desvelar la veracidad de dichas sospechas, los agentes descubrieron la existencia de una vivienda, concretamente un chalet, situado en una de las zonas turísticas del municipio de Eivissa. La vigilancia sobre este domicilio permitió verificar como al mismo llegaban un gran número de jóvenes que efectuaban continuas entradas y salidas de la casa.
La observación de la actitud de dichos jóvenes reforzó las sospechas de los investigadores, ya que se aproximaban a la casa en motocicletas de alquiler que variaban habitualmente. Los motoristas entraban en la casa y, al volver a salir, habían procedido a cambiarse de ropa. Por otra parte, mientras estaban en el exterior del chalet no se quitaban el casco integral de la cabeza, lo que impedía su identificación. Asimismo, se comprobó el alto nivel de vida que mantenían los cuatro miembros del grupo, comiendo en restaurantes lujosos y realizando grandes gastos en varias discotecas, donde se sospecha que establecían contacto con los posibles compradores.