Un médico de Palma, especialista en odontología y cirugía estética, ha sido condenado por un juez por no haber detectado a tiempo un cáncer de piel que sufría un paciente en la cara al que intervino en dos ocasiones. El enfermo, cuyo rostro ha quedado completamente desfigurado al ser sometido a más de media docena de intervenciones quirúrgicas, pero ha conseguido superar de momento la enfermedad, ha recibido una indemnización de más de 300 mil euros. Sin embargo, la sentencia, que ha dictado el juez del Juzgado de Primera Instancia número 15 de Palma, todavía no es firme, porque ha sido recurrida ante la Audiencia.
Según se señala en la sentencia el paciente acudió a la consulta del médico a finales del año 1995, porque sentía problemas dentales y en la zona facial. El médico diagnosticó que su dolencia se debía a una úlcera que le había aparecido en la zona naso-labial derecha, que estaba abierta, y detectó además una fibrosis de gran extensión. El médico le dijo al paciente que esta lesión la tenía porque le había quedado un resto de raíz de una muela. Semanas después el médico extrajo este resto y practicó en el paciente una técnica de cirugía plástica para cerrarle la úlcera. Sin embargo, la operación fracasó y al año siguiente el médico condenado realizó una segunda intervención al paciente, porque se le estaba deformando la cara. Tampoco tuvo éxito esta segunda operación, ya que al poco tiempo el paciente volvió a sentir los mismos síntomas.
El paciente, al ver que no mejoraba, sino más bien todo lo contrario, decidió marcharse a Francia. Allí acudió al Hospital Universitario de Toulouse. En esta clínica, el 6 de octubre de 1997, le diagnosticaron que la lesión que presentaba era un proceso cancerígeno que le había invadido las partes blandas del flemón. El médico le dijo que debía ser operado de inmediato. La intervención se realizó al día siguiente y el paciente permaneció en el quirófano durante 13 horas. El enfermo, al año siguiente de esta operación, fue intervenido hasta en seis ocasiones distintas, permaneciendo ingresado en el hospital durante 30 días. Se analizó el tumor que se le retiró de la cara y se confirmó que se trataba de un cáncer de piel. El paciente tuvo que ser sometido a 30 sesiones de radioterapia para remitir el tumor y en la actualidad todavía no se le ha dado el alta médica.
El abogado que representaba al paciente logró convencer al juez que cuando el enfermo acudió a la visita del médico ya presentaba un cáncer en la cara, y que si se le hubiera diagnosticado antes la cirugía que se tuvo que practicar después no hubiera sido tan mutilante. La demanda sostenía que el médico intervino al paciente en dos ocasiones y que en ninguna de ellas analizó el tejido.