La reciente normativa de juicios rápidos permitió ayer que, pocas horas después de que la Guardia Civil detuviera a un magrebí en Sant Antoni con 600 gramos de hachís, éste fuera juzgado y aceptara una pena de ocho meses de cárcel al reconocerse culpable de un delito contra la salud pública.
El sospechoso fue sorprendido con la droga por una patrulla del instituto armado cuando, al parecer, se encontraba en una zona de aparcamientos. Al parecer, el acusado, que fue arrestado junto con otra persona, arrojó al suelo tres placas de hachís cuando detectó la presencial policial. El hecho no pasó desapercibido para los guardias y tras comprobarse las sospechas se procedió a la detención de ambos individuos. El joven juzgado se reconoció único poseedor de la droga y con la conformidad logró reducir un tercio la pena a la que en principio se enfrentaba.