J.M.A./J.J.M.
Fontaneros y electricistas trabajaban ayer en el puerto de Sant
Antoni para restablecer los servicios perdidos por la subida de
agua mientras se buscaban fórmulas para impedir que las
embarcaciones afectadas tuvieran pérdidas de sus depósitos de
combustible. Todo ello ocurría a pocos metros de un espigón situado
entre el Club Náutico y el muelle pesquero que se hundió
arrastrando a cuatro embarcaciones. El responsable portuario
Gabriel Sánchez evaluaba durante la mañana los daños causados y
preparaba un 'croquis' en el que detalladamente se pormenorizaban
los desperfectos de los que se iba teniendo conocimiento. «Los
daños se pueden evaluar en al menos 46.000 euros, entre las
instalaciones y la obra que va a ser necesaria en el muelle»,
explicó.
Sant Antoni necesitará al menos dos días más para recuperar, en cierta manera, la normalidad. «El problema es que esto se repita. Nadie puede asegurar que el fenómeno pueda repetirse con otro terremoto en cualquier lugar», explicó un vecino de Santa Eulària en este puerto, otra de las zonas afectadas por la repentina subida del mar. «Ahora estamos reparando las sogas», señaló Javier Salvatierra, del puerto deportivo de la citada localidad.
La Autoritat Portuària, por su parte, elaboraba también un informe de los desperfectos sufridos en Eivissa y la Savina, zonas de su competencia. Lo sucedido anteanoche, sin embargo, no causó apenas daños a las flotas pesqueras. Las barcos de las cofradías de las Pitiüses pudieron zarpar a faenar con total normalidad al llegar la madrugada. En Sant Antoni, hubo que lamentar las pérdidas de dos llaüts, daños en la popa de un pesquero y en dos 'golondrinas', aparte de desperfectos en quince coches. En Santa Eulària se fueron dos barcos a pique. En Eivissa, las olas de casi dos metros también motivaron, como en los otros puertos, que quedaran embarcaciones a la deriva obligando a intervenir a Salvamento Marítimo.