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Prisión para tres chinos por el secuestro y apaleo de un compatriota

La víctima estuvo retenida durante cuatro días en un piso de Ignasi Wallis, del que consiguió escapar para acabar en una casa de Sa Carroca

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Según la propia policía, prácticamente desde el primer momento en que inició la odisea de Z. H. los agentes tuvieron conocimiento de su desarrollo, ya que tenían intervenidos los teléfonos del secuestrado y de los presuntos raptores. La policía escuchaba por tanto todas las conversaciones de Z. H. y de los ahora detenidos cuando llamaban al hijo y al cuñado del secuestrado, a quienes facilitaron un número de cuenta de la CAM en Eivissa para que ingresaran el dinero del rescate. El Cuerpo Nacional de Policía espiaba desde Madrid las conversaciones, que supuestamente se producían en la lengua del raptado y sus captores, y desde allí se mantenía contacto permanente con la Comisaría en la isla.

Por tanto, la policía estaba a punto de localizar el piso en el que estaba encerrado Z. H. y en el que, según dijo el secuestrado, recibió varias palizas, cuando éste anudó varias sábanas y consiguió escapar desde el tercer piso del portal 32-34 de la calle Ignasi Wallis, hecho que ocurrió el pasado martes.

Ayer, según el hospital de Can Misses en el permanece ingresado, Z. H. se recupera favorablemente de sus heridas. Z. H. consiguió llegar desde Eivissa a una casa de un ciudadano francés cerca de Sa Carroca y desde allí fue trasladado, el pasado martes por la mañana, hasta el hospital de Can Misses. Allí, debido a los golpes que tenía en la cabeza -algunos de los cuales se le propinaron con latas de refrescos- se le hizo un escáner y, una vez estudiados los resultados, se decidió que no era necesario enviarlo a la Policlínica, en donde se dispone de medios de los que carece el hospital público de la isla. Cuando Z. H. escapó, los secuestradores llamaron apresuradamente al hijo del raptado y le pidieron 3.000 euros a cambio de la supuesta libertad de su padre y añadieron que por cada día extra añadirían 1.000 euros a sus exigencias. La policía extendió los registros a la sede de la empresa de construcción del supuesto cabecilla. Se trata de la empresa Gran Muralla, situada en la calle Abad y la Sierra. La policía también registró el domicilio de X.W. en la calle Navarra. Encontraron seis chinos sin papeles.

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