Según explicó ayer el gerente de Can Misses, Ignacio Martínez, el joven colombiano, de 22 años, permanece estable. «Está en la UVI por precaución», dijo Martínez. Los médicos están intentando a base de laxantes que el chico evacúe las bolas de cocaína y, al parecer, se ha conseguido que expulse cinco. «Se trata de que elimine las bolas cuanto antes y que antes no reviente ninguna porque eso pondría en peligro su vida», añadió el gerente de Can Misses. Otra posibilidad, más peligrosa, será intervenir quirúrgicamente. Aunque el joven está estable, en sus heces se han encontrado restos de coca, indicio de que al menos uno de los preservativos se ha roto o tiene fuga.
El joven ha explicado en el hospital que cada una de los 19 preservativos contiene diez gramos de cocaína. Le han realizado radiografías y ecografías para determinar la situación de los paquetes en el estómago, pero a través de estos medios no se puede calcular la cantidad de droga que transporta el chico que, al parecer, ha sido arrestado y está custodiado por el Cuerpo Nacional de Policía. Los agentes aún no han interrogado al joven, que está ingresado desde el pasado miércoles por la mañana. Por tanto, no hay una versión oficial acerca de si llegó a la isla por mar o aire. El comisario Angel Marí explicó que desconocía el caso y, en consecuencia, no se pudo confirmar la hipótesis de que el joven pudiera entregarse en el hospital cuando notó los efectos de la cocaína. También es posible que fuera detenido por la policía y que ésta lo llevara al centro médico.
La muerte blanca es habitual en América. Centenares de latinoamericanos cruzan la frontera estadounidense todos los años con cocaína en sus estómagos en el interior de preservativos. Se estima que casi todos los correos tienen éxito, pero en muchas ocasiones se producen muertes por sobredosis.