«Ninguna duda nos queda sobre la relevancia penal de la conducta examinada, y concretamente, en que la misma constituyó un delito de apropiación indebida pues se dispuso por parte de M.N.G (en calidad de administrador de CIMM S.L.) de gran parte de las cantidades entregadas por el comité de la obra, a título de dueño, para un destino distinto del pactado en provecho propio o de otras personas».
Así acredita la sentencia de la Audiencia Provincial por la que se condena a dos años de cárcel y al pago de casi 178.000 euros (cerca de 30 millones de pesetas) a un constructor mallorquín que fue juzgado el pasado mes en octubre por apropiarse de la citada cantidad cuando llevaba a cabo las obras de una casa en Sant Agustí y las de un despacho profesional en Eivissa.El tribunal argumenta parte de su fallo tras tener en cuenta la opinión de los peritos que testificaron en el juicio y valorar «la absoluta falta de rigor y fiabilidad de dicho caos documental, y la no incorporación de una mínima o si se quiere elemental contabilidad de la mercantil por parte del acusado», administrador de la entidad Construcciones, Instalaciones y Mantenimientos Mallorquines S.L. Según los peritos, faltan por aclarar el destino de 178.000 euros que fueron entregando mientras el acusado y su cliente acordaban la ejecución de una vivienda familiar en el paraje de Can Toni des Truy, dentro del municipio de Sant Josep, y las reformas en un piso de la calle Madrid de Eivissa para montar una consulta médica.
Los hechos enjuiciados ocurrieron hace ahora tres años tras firmarse un contrato de 42 millones de pesetas. Las obras quedaron paradas tras faltar fondos para continuarlo. La víctima decidió emprender acciones legales al considerarse estafado y utilizado para con su patrimonio financiar otros negocios inmobiliarios de la constructora, motivo por los que la acusación particular -al no pedir pena el fiscal- demandaba hasta una condena de ocho años de prisión.
El acusado, en el juicio, afirmó que las cantidades que se iban precisando para la continuación de las obras fueron elevándose por numerosos gastos, como fue la del traslado y manutención de los obreros desde Mallorca a Eivissa.