La comunidad internacional se ha volcado en el envío de ayuda humanitaria para los damnificados por el terremoto de Alhucemas (Marruecos) y, aunque los aviones procedentes de distintos países aterrizan sin apenas descanso, los afectados se rebelan porque no les llega el material. España, Alemania, Bélgica, Portugal, Francia, la República Checa, Japón y Estados Unidos han enviado aviones con toneladas de tiendas de campaña, mantas, alimentos, grupos electrógenos, potabilizadoras de agua y medicinas, pero ante la ineficacia en el reparto, centenares de damnificados intentaron asaltar los camiones que transportaban el material y organizaron piquetes en las carreteras y el aeropuerto para evitar que llegasen a los campamentos.
Según las últimas cifras facilitadas por el Gobierno marroquí, se contabilizan casi 600 muertos, 30.000 afectados en la provincia de Alhucemas, muchos de los cuales han abandonado sus viviendas tras las alrededor de 190 réplicas registradas tras el seísmo principal, por lo que necesitan jaimas, mantas y comida.
Pero además, especialistas en rescate de varios países del mundo, que intervinieron tras los terremotos de Turquía, Argelia o Irán están criticando la organización de Marruecos ante el seísmo que afectó a Alhucemas y ha causado, según sus cifras oficiales, 571 muertos, unos 450 heridos y 30.000 damnificados.
Son bomberos especializados, entre ellos españoles, que tras la experiencia adquirida en varias catástrofes similares o de mayor envergadura afirmaron que el sistema organizativo diseñado para Alhucemas es «de los peores, por no decir el peor».
Esta organización ha hecho que algunos equipos de rescate regresen a sus ciudades de origen sin haberles dado la oportunidad de intervenir y que el resto de los 300 especialistas desplazados hasta Alhucemas se desesperen acampados y cruzados de brazos ante el aeropuerto. Se les dijo que se les haría partícipes en las labores de reparto pero no han recibido ninguna instrucción.