Las autoridades marroquíes intentan organizar mediante listas de familias el reparto de los cientos de toneladas de ayuda humanitaria que llegan al aeropuerto de Alhucemas, pero las protestas se repiten en las calles porque muchos afectados por el terremoto aún no han recibido nada. Los camiones, cargados con tiendas de campaña, mantas y alimentos, están permanentemente escoltados por la Gendarmería para evitar los intentos de asaltos en las carreteras o cuando llegan a los campamentos de Imzuren o a las calles de la capital provincial, por ahora sus principales destinos.
En Alhucemas, grupos numerosos de jóvenes intentaron ayer en repetidas ocasiones acceder a los cargamentos de los camiones organizando sentadas para detenerlos, si bien los agentes han logrado hasta el momento controlar la situación.
Los afectados protestan por la «nula información» que se les ofrece y sostienen que el material donado «se reparte entre los amigos o se almacena, pero no llega a todos los que lo necesitan», comentaron en uno de los improvisados campamentos.
Ante las quejas por un reparto desigual, en algunos campamentos los militares, encargados de la distribución del material, elaboran listados de las familias para que reciban los alimentos -harina, aceite y azúcar- en función del número de miembros. Pero ese sistema no se aplica en todos los sitios y los damnificados insisten en que no están recibiendo todo lo que se está recibiendo del extranjero.