El sospechoso, de 64 años, fue considerado culpable de 16 casos de asalto indecente a menores y de tentativa de violación al considerarse probados los cargos que pesaban contra él. Todo ello después de que tres mujeres relataran días atrás ante la Real Corte de Sheffield que Anthony B. había abusado de ellas cuando, en la década de los 70 y los 80, contaban con edades comprendidas entre los 9 y los 17 años. Según fuentes conocedoras del caso, este tribunal británico ha impuesto al acusado nueve años y medio de prisión.
La sentencia se ha producido después de que el propio acusado, que en 1992 se trasladó a Cala Llonga y donde poco después abrió dos bares, afirmara con rotundidad que era «víctima de un montaje».
Anthony B., quien montó un tercer bar en Santa Eulària y quien ahora tiene todos estos establecimientos cerrados y puestos a la venta, declaró ante el tribunal que le juzgó que estas mujeres le habían denunciado para «obtener una compensación económica». A una de ellas, además, la llamó «maldita mentirosa», según publica la prensa de Sheffield. Otra de las víctimas confesó desfigurarse para parecer repulsiva y evitar que se le acercara.
El sospechoso era el jefe de masajes de un local de esta ciudad inglesas, nombre que luego puso a uno de los bares de Cala Llonga que abrió. Durante la causa también se ha descubierto que la sala de masajes fue multada con 5.000 libras en enero de 1985 al desvelarse que funcionaba como un prostíbulo ilegal.