Del Olmo adoptó esta decisión a instancias de la fiscal Olga Sánchez tras tomar declaración al detenido, al que en un principio se le acusaba de haber mantenido tratos relacionados con el tráfico de hachís con Jamal Ahmidan, «El Chino», y los hermanos Rachid y Mohamed Oulad Akcha, tres de los presuntos autores de la masacre y que junto a otros cuatro terroristas se suicidaron en el piso que ocupaban en el municipio madrileño de Leganés.
Durante su comparecencia, Alouia negó en todo momento que traficara con drogas y aseguró que no conocía de nada a «El Chino», aunque sí dijo que conocía a un primo suyo. Alouia, a quien el juez ha impuesto la obligación de fijar un domicilio, comunicar cualquier salida de España y dar el nombre de una persona a través de la cual se le pueda localizar, explicó que se dedica a la venta de coches y que es propietario de las tres cuartas partes de un concesionario en Eivissa, que regenta junto a un socio español.
Según declaró el pasado viernes otro de los detenidos en esta causa y que quedó en libertad, el peruano Luis Juan Paredes Irique, «El Chino» también se dedicaba, entre otros negocios, a la compraventa de vehículos. El «Chino» visitó el 4 de marzo Eivissa. Ahmidan permaneció en ella un par de días, antes de desplazarse a Palma, en cuyo aeropuerto embarcó para regresar a Madrid. La venta de droga fue una de las fuentes de financiación que utilizaron los terroristas para la comisión de los atentados del 11-M.