J.M.A./J.J.M.
La isla de Eivissa no sufría un incendio tan grave como el que se
declaró ayer en el Valle de Morna desde hace cuatro años, cuando el
fuego arrasó cerca de un centenar de hectáreas en sa Cala después
de que las llamas estuvieran sin control durante varios días. Algo
similar ocurrió en 2000, cuando se registraron sendos fuegos
forestales de grandes dimensiones en Buscastell y es Puig Gross,
lugares donde las llamas calcinaron respectivamente extensiones de
70 y 30 hectáreas. El valle de Morna también se había logrado
regenerar con pino joven tra otros grave fuego que asoló la zona
ahora hace cerca de doce años.
Ayer tarde, cuando las primeras estimaciones hablaban ya de al menos 35 hectáreas de pinar perdidas, el incendio, que se extendía en un solo foco localizado, no se daba ni mucho menos por controlado pero sí por acorralado. La Guardia Civil y los técnicos del Ibanat investigaban las causas que originaron las primeras llamas. Los primeros indicios apuntaban a que el fuego fue provocado pero no intencionado, posiblemente a causa de una negligencia.
Todo invitaba a la esperanza al cierre de esta edición después de que los bomberos, con el apoyo de hasta nueve aeronaves, vieran recompensados sus esfuerzos de muchas horas al lograr poner freno al avance de las llamas. Varias fuentes consultadas por este periódico, pese a estas expectativas, pidieron prudencia y señalaron que cualquier inconveniente -como una fuerte racha de viento- podría volver dar un giro a la situación.Eso fue precisamente lo que ocurrió sobre las once de la mañana, hora y media después de que se detectaran las primeras llamas en la zona conocida Son Llenya, a unos 500 metros de una vivienda, al parecer la finca de Can Marchet, que fue rápidamente desalojada. Los bomberos trabajaron durante los primeros instantes en zonas recuperadas a otros incendios ocurridos en este mismo sitio, el más importante el sucedido hace años en este mismo escenario y que calcinó una gran extensión desde Sant Llorenç a Cala Sant Vicent.