Un empresario de hostelería del casco histórico de Eivissa ha sido absuelto de los delitos de amenazas y lesiones que se le imputaban después de que la policía tuviera que intervenir en su establecimiento el pasado 19 de abril tras una denuncia de su familia política en la que se aseguraba que estaba maltratando a su hija, una niña de corta de edad. A su llegada, los agentes se encontraron que el ex suegro del sospechoso sangraba abundantemente por un brazo.
El acusado, pese a salir airoso del delito de lesiones, sí ha sido condenado por el encuentro y forcejeo que tuvo con su suegro a una falta merecedora de una multa. Durante el proceso tuvo que sentarse en el banquillo para enfrentarse a una condena de 20 meses de prisión.
El entonces sospechoso había tenido que poner a la venta su negocio harto de la operación «acoso y derribo» -según se desprendió de sus propias manifestaciones- a la que supuestamente y siempre según él se veía sometido por su ex pareja después de que ésta le interpusiera varias denuncias y en pocos días al no aceptar la nueva relación sentimental de su ex compañero.
El ex suegro del sospechoso requirió ayuda a Comisaría cuando, al pasar junto al local donde ocurrieron los hechos, escuchó a su nieta y ésta, al parecer, también le llamó. Dicha persona denunció a la policía que la niña estaba siendo obligada a permanecer bajo un mostrador y en una colchoneta durante «demasiadas horas».
Fue en ese momento cuando se produjo presuntamente una acalorada discusión con su yerno, apoyada también porque dicha persona quería llevarse a la menor, de tres años, al entender que la pequeña quería irse con él. Los agentes afirmaron que se encontraron con la niña llorando y con su abuelo sangrando. En la vista quedó claro que el afectado sangró al abrirse en el brazo una vía que se le había tenido que practicar días atrás por razones médicas.