Un residente extranjero de la isla 44 años que dijo ser cocinero profesional se sentó ayer en el banquillo acusado de maltratar a su hija de cuatro de años y a su mujer, esta última de nacionalidad española. La denunciante aseguró que la pequeña había recibido castigos que superaban los límites de lo tolerable, como, según su testimonio, fueron arrebatadas duchas de aguas, encierros completamente mojada, y tirones de nariz y de orejas.
La afectada, que definió a su marido como una persona dominante y autoritaria que la intimidaba a ella, señaló que había decidido recurrir al juzgado porque sabía que su esposo había sido víctima de maltrato de pequeño y veía que estos comportamientos se estaban repitiendo en su hija. «He callado por temor y por vergüenza, he sufrido mucha presión psicológica, pero esto ya es demasiado», explicó la denunciante. «También me ha amenazado con largarse e irse con mi hija a Canadá si yo le abandonaba. Tengo miedo», afirmó la afectada ante la responsable del juzgado de lo penal número 2 de Eivissa. Todos los testigos, incluida la madre, apreciaron que la relaciones entre la pequeña y su padre eran muy buenas. «Es su padre. Ella no lo entiende. Es lógico que lo quiera», precisó la perjudicada cuando se le preguntó por este extremo.
El sospechoso, que en todo momento negó haber maltratado a alguna mujer, se defendió alegando que lo único que quería era inculcar disciplina a su hija y que estos no fueron tan terribles como se pintaban. El acusado se enfrenta a una condena de 18 meses de prisión.
La acusación, en un juicio que se suspendió para que declarara un testigo que dijo tener miedo, mantuvo que la menor fue arrastrada de la nariz a la ducha por su padre cuando ésta se resistía a ser vestida.
«La niña estaba fuera de control y fue sólo durante tres segundos y para calmarla», explicó el sospechoso. Asimismo, se le imputó darle un fuerte tirón de orejas cuando viajaban en avión y la niña no se despertaba. «No fue para tanto», dijo. En otro capítulo que se le atribuye, negó haber encerrado a su hija desnuda cuando se hallaba mojada.
«La sequé con una toalla y la dejé un momento en la habitación para que se relajara». Éste definió a su suegra «como un toro que no escucha nada» y a su mujer como una persona que «siempre está peleando con su hija». «Que esté aquí es absurdo», manifestó en una de sus declaraciones.