Desde el 5 de febrero de 2005 hasta el 21 de junio de ese mismo año. Ese es el tiempo que duró el fraude telefónico cometido por un vecino de Sant Carles de 34 años que estuvo llamando a números 803, los denominados números eróticos y de contactos, a cuenta de abonados de esta localidad y de otras líneas también registradas dentro del municipio de Santa Eulària. El fraude, que alcanzó los 11.095 euros, fue descubierto después de que se hubieran realizado decenas y decenas de contactos, algunos de ellos con un importante minutaje.
Las quejas de los usuarios al llegar sus facturas motivaron que Telefónica realizara su propia investigación interna, acción en la que se desveló que alguien había manipulado la caja terminal de la central telefónica de Sant Carles. De estas mismas pesquisas se desprendió que uno de sus usuarios estaba desviando a otros abonados llamadas que se realizaban desde su propio terminal.
Una juez de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, titular del juzgado de lo Penal número 1, ha resuelto este caso con una multa de 480 euros para el infractor, persona que días atrás tuvo que sentarse en el banquillo acusada de la comisión de un presunto delito de defraudación del fluido eléctrico y análogos.
En la sentencia, dictada y firmada con la aquiescencia del acusado, se tiene en cuenta tanto su reconocimiento expreso de los hechos como el que éste haya ya pagado a la operadora los perjuicios causados, a los que la compañía tuvo que hacer frente después de que se comprobara la «inocencia» de los abonados afectados. ».