AGUSTÍN AGUILÓ
Prisión sin fianza hasta que se celebre el juicio. El juez de guardia decretó ayer el ingreso en la cárcel de Javier Rodrigo de Santos, ex regidor del Ayuntament, en esta ocasión acusado de haber abusado sexualmente de dos niños de 12 y 13 años en el año 2005.
Sobre él ya pesaba la imputación de un delito de malversación de fondos, por haberse gastado 50.000 euros del erario público en sus visitas nocturnas a clubes de alterne de ámbito homosexual.
De santos, después de haber pernoctado en los calabozos de la Jefatura de Policía, acudió al juzgado transportado por un vehículo policial.
Los agentes el Cuerpo Nacional de Policía le sacaron del coche esposado con las manos por delante. El trato ahora ya no era el de un presunto corrupto, sino el de un acusado de abusos sexuales a menores. Eran las nueve y media de la mañana.
El presunto pederasta presentaba claros signos de descomposición anímica, cabizbajo, desaliñado. Su aspecto distaba mucho de aquel funcionario, altivo y conocido por su tenacidad a la hora de negociar.
Tras esperar en una celda solo, el ex edil fue llamado a declarar, y a las once y cuarto entraba en la sala, donde le esperaban la fiscal Concha Gómez y el propio juez de Instrucción número 8, Antoni Rotger, que le realizaron numerosas preguntas.
Interrogatorio
El detenido, asistido en todo momento por su abogado, el letrado Bartomeu Vidal, alegó su inocencia respecto de los graves hechos que se le imputan. El interrogatorio duró más de una hora.
Posteriormente, era el turno del juez, decidir el futuro inmediato del acusado, y Rotger fue vehemente, Javier Rodrigo de Santos deberá permanecer en la penitenciaría de Palma hasta que el caso sea enjuiciado en un tribunal. Además, el magistrado decretó que el ingreso en prisión sea incondicional, esto es, no sujeto a fianza alguna.
Notificada la resolución, los agentes del CNP volvieron a esposarle para trasladarle a su nueva residencia de la carretera de Valldemossa.
Finalmente, Rodrigo De Santos abandonaba los Juzgados de Vía Alemania a las dos y media de la tarde, entre gran expectación, tanto de medios de comunicación como de curiosos.