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Juzgado un marinero que asaltó un bar de Vila y causó un disturbio en otro al no pagar

El acusado, borracho según su defensa, se llevó 180? de un local y rompió el dedo al regente de otro

El sospechoso llegó al puerto de Eivissa y nada más desembarca se dirigió a varios bares de es Pratet.

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El sospechoso, un marinero que arribó al puerto de Eivissa el pasado 5 de marzo, al parecer en un pesquero de la flota de Levante, se enfrenta a dos años de prisión por el robo con fuerza que se le imputa y a sendas multas por los hechos que ocurrieron a continuación. Según su defensa, bajó borracho de su barco y así estuvo hasta horas después de que fuera detenido por la policía. Sólo en uno de los establecimientos afectados se bebió cinco chupitos de whisky Cardhu. En su haber existen ya dos condenas por conducir bebido.

Ayer no pudo siquiera comparecer en su juicio alegando insolvencia para cubrir el trayecto hasta la isla y precisando que no se acordaba de nada. El protagonista de estos sucesos se marchó de un bar de es Pratet con 180 euros después de que supuestamente hubiera agarrado por el cuello a una mujer que atendía la barra. Sus andanzas continuaron a pocos metros después de entrar en otro local de la zona. Allí cambió por tres veces billetes de 20 euros para poder jugar a una máquina tragaperras. Luego dejó a deber el cambio de otros dos billetes iguales al tiempo que bebía whisky de malta. «Me dejó a deber 66 euros», explicó el marido de la propietaria del bar y persona que sufrió la rotura de un dedo momentos después de que el marinero supuestamente protagonizara un grave altercado en el local cuando eran las siete de la tarde.

«Estaba jugando y de pronto se dirigió a un chico magrebí y lo tiró al suelo», explicó este mismo testigo. «Fue entonces cuando cogí una barra de hierro y le dije que tuviera cuidado que iba salir. Él, sin más, se dirigió a mí, me cogió con fuerza y en el forcejeo me rompió un dedo», añadió.

El marinero, tras el incidente, salió corriendo del establecimiento. Minutos después, entre supuestas amenazas, pudo ser atrapado por una dotación de policía e identificado por los afectados. Ese mismo día fue despedido de su barco.

El fiscal también le responsabilizó, por todo ello, de una falta de lesiones al acusado y otra de amenazas que, según su criterio, deben ser sancionadas con el pago de una multa de 150 euros y otra de 50.

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