El juez Pablo Mendoza, titular del juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa y autoridad judicial de guardia esta semana en las Pitiüses, ejecutó ayer un mandato dictado por la Audiencia Provincial de Palma para que se procediera al traslado e ingreso en el centro penitenciario de Foncalent (Alicante) del vecino de ses Figueretes que en febrero del año pasado acuchilló y arrojó a su madre por la ventana de su casa tras sufrir una grave crisis esquizoide.
El acusado, de 34 años, fue juzgado y condenado en diciembre de ese mismo año a cumplir una pena de internamiento de tres años, condena que se quería ejecutar en la isla con un severo seguimiento y tratamiento de su enfermedad que evitara su desplazamiento y posible desarraigo familiar y de su entorno. La ausencia de instalaciones específicas en Balears para cumplir este tipo de penas, sin embargo, ha llevado finalmente a la Audiencia a ordenar la ejecución de la medida de internamiento en el centro especial de Foncalent.
Según la información recogida por este periódico de fuentes relacionadas con el caso, el acusado, desde que él mismo pidió su ingreso voluntario en la planta pisquiátrica de Can Misses tras ser detenido por primera vez por la policía, ha estado sometiéndose a un estricto control médico para evitar la posibilidad de cualquier nueva crisis o incidente derivada de su dolencia mental. Las mismas fuentes indicaron que el afectado ha estado durante este tiempo muy arropado por su familia y ha hecho su vida normal.
El traslado a Foncalent ha sido la única opción posible que le ha quedado ya que el siguiente centro más cercano de Eivissa con el que cuenta el sistema español se encuentra ubicado en Sevilla. Dicha persona señaló durante su juicio que perdió por completo la cabeza en la tarde del 23 de febrero, después de no tomar la medicación, y que sólo «despertó» hasta que se dio cuenta de que tenía a su madre en brazos en el aire.
El forense certificó tras un reconocimiento y un detenido examen médico que dicha persona tenía «completamente abolidas» sus facultades mentales cuando todo ocurrió, hecho por el que en el juicio primó desde el principio la necesidad de un internamiento especial.
El joven que deberá cumplir los tres años de internamiento explicó durante la causa que sintió un deseo irrefrenable inexplicable de matar a su madre cuando se hallaba en el hogar familiar viendo la serie CSI. Sin más y tras una discusión, cogió un cuchillo de cocina y se lo clavó a su madre en el abdomen y luego la levantó en brazos y la arrojó por la ventana.