Tanto el informe policial como la autopsia por el incendio en el que murieron en la Marina los dos niños de dos y tres años confirman que ambos fueron víctimas de un fatal accidente. Ambos perecieron, tal y como se barajó desde un principio, como consecuencia de la gran cantidad de humo que inhalaron. La policía, a su vez, ultimaba ayer un atestado en el que, según la información recogida por este periódico, también se establecía la accidentalidad del suceso. Los agentes de Comisaría completaron en las últimas horas la toma de declaración de los padre de los dos pequeños y la recogida de información entre los vecinos de la calle d'Enmig y estaban a la espera de aunar a las diligencias los informes técnicos para entregarlo en el juzgado. Ellos, se preveía, corrobarían un fallo en un enchufe.
La familia, a través de sus conocidos, mostró ayer su deseo de que los dos niños, ambos nacidos en la isla y de nacionalidad española, sean enterrados en Eivissa. El Ayuntamiento de Vila costeará los gastos del sepelio, según adelantó durante la mañana el concejal de Benestar Social, Enrique Sánchez.
Nuevos datos que han trascendido sobre el caso han permitido conocer que la madre se encontraba trabajando en un establecimiento de la zona y fue la primera persona que llegó al hogar después de oír las sirenas y ser alertada por otras personas de que algo estaba pasando en su casa. El padre, por su parte, se había ausentado, al parecer, para atender puntualmente un asunto relacionado con su trabajo. La familia que ha sufrido esta tragedia se encontraba plenamente arraigada en la isla tanto social como laboralmente. El cabeza de familia había montado su propio negocio y la madre también apoyaba la economía doméstica con su trabajo en un establecimiento de la zona, lugar donde atendía el turno de tarde. Fuentes próximas a la familia informaron ayer de que desde las once de la mañana iba a tener lugar el velatorio en el tanatorio de Eivissa y que posteriormente, a las tres de la tarde, estaba previsto celebrar la misa en la iglesia de Sant Elm, para luego dar sepultura a los dos pequeños en un cementerio de Evissa.
Todas las personas consultadas por este diario coinciden en señalar el gran pesar que tienen los padres y sus allegados en una familia que se caracterizaba por haberse granjeado una fama de «humilde y trabajadora». Al respecto, el concejal Enrique Sánchez destacó el «inmenso dolor» por el que están atravesando los padres y el ruego expreso que ambos han hecho de que se respete su intimidad. Conocidos de los afectados han empezado también a recoger dinero, pero los padres han declinado toda ayuda económica. El caso pasará en horas al juzgado, donde el juez determinará si se dicta el sobreseimiento o si hay alguna circunstancia que motive que alguno de los padres tenga que declarar en sede judicial al entenderse que pueda haber alguna imprudencia reprobable penalmente por su ausencia de la casa.