La familia Marí Varo recurrirá ante el Tribunal Supremo la sentencia de la Audiencia Provincial que condena a 11 años de prisión al asesino de su hijo Carlos y cinco más de destierro de Santa Eulària. «Queremos mostrar una vez más nuestro respeto y confianza hacia la Justicia, no obstante se está en trámite de presentar frente a la resolución recaída recurso de casación ante el Tribunal Supremo por estimar, ente otros motivos, insuficientes las penas impuestas al condenado a la vista de los hechos que han resultado probados», señaló ayer la familia Marí Varo a este diario.
Agradecimiento
Además, en este comunicado, «la familia quiere expresar su más sincero agradecimiento por las innumerables muestras de apoyo recibida del resto de familiares, amigos y vecinos durante todo el proceso, sin las cuales hubiera resultado mucho más difícil sobrellevar tan trágica pérdida».
La acusación particular y el Ministerio Fiscal reclamaban penas que superaban los 24 años de prisión. El fiscal pedía 17 años por el asesinato y siete más por otro supuesto de homicidio en grado de tentativa cometido la misma noche de autos sobre otro joven, a quien el acusado intentó clavar la misma navaja con la que mató a Carlos. Por esto último, los magistrados de la Audiencia han condenado al acusado a siete meses de prisión.
En su comunicado, la familia Marí Varo apunta a los hechos considerados probados por la Audiencia para apoyar su recurso de casación ante el Tribunal Supremo, ya que en estos se califica lo ocurrido en la noche del 30 de mayo de 2007 en el bar Montemar de es Canar como un asesinato, es decir, un acto cometido con alevosía que, a juicio, de la acusación particular, debería ser penado con mayor contundencia.
Joven trastornado
Los magistrados han rebajado en un grado el delito de asesinato porque han tenido en cuenta el trastorno límite de la personalidad del condenado, de tan sólo 19 años de edad, una persona que, según los psicólogos que le han atendido y su propia familia, ha sido muy problemática desde la infancia. Sin embargo, los jueces no han tenido en cuenta como atenuante la supuesta adicción del acusado a la cocaína y el hachís, pues han considerado que en el momento de los hechos no actuó bajo los efectos de una intoxicación grave de sustancias estupefacientes.
En los hechos probados se señala que Jesús Díaz Cortés, tras una pequeña discusión con Carlos Marí en el bar Montemar, esperó a que su víctima saliera a la calle para asestarle a traición tres navajazos, el primero por la espalda o quizás desde un costado, y los otros dos ya de frente. Nadie podía esperar, señalan los jueces d la Audiencia, que tras una nimia discusión, Jesús Díaz quisiera matar a Carlos, que era su vecino en es Canar.