Los dos vecinos de Santa Eulària que fueron detenidos por la Policía Local de Santa Eulària después de intentar humillar a una familia marroquí tras bajarse uno de ellos los pantalones delante de las tres mujeres que formaban el grupo, una de ellas una niña de cinco años, confesaron ayer en el juzgado ir muy bebidos cuando prodigaron insultos racistas a estas personas y luego acabaron a golpes con los agentes.
Su reconocimiento de los hechos que se les imputaban permitió llegar a una sentencia de conformidad de acuerdo con lo que permite la actual legislación de juicios rápidos. El principal implicado, J.A.T.R., de 43 años al igual que su «cómplice, aceptó seis meses de prisión por un delito de exhibicionismo. Además, aceptó otros seis meses al reconocerse autor de un delito de resistencia. El fiscal también le acusó de una falta de lesiones y de otra de vejaciones injustas, hechos por los que deberá hacer frente a sendas multas. Entre otros insultos los llamó «moros de mierda». Su conducta, por último, le obligará a pagar una indemnización de 150 euros a la joven de 18 años que recibió una patada en la pierna cuando éste y su compañero impidieron el paso a la chica, su hija y su madre. Con dicha cantidad se hace frente no sólo a los tres días que tardó en curar la víctima sino también a los daños morales sufridos.
El otro detenido en la actuación policial, el también ibicenco J.A.F.C., relató como el anterior que iba borracho porque ambos llevaban todo el día bebiendo. A los seis meses de cárcel por resistencia que se le impuso hay que añadir otra multa por vejaciones injustas.
Ninguno de los dos detenidos ingresará en prisión al carecer de antecedentes anteriores que pudieran ser computables para dicha medida. Sin embargo, según la información recogida por este periódico, al menos a uno de los acusados le constaban antecedentes por conducir bebido.
J.A.T.R. y J.A.F.C. fue apresados sobre las ocho y media de la tarde del pasado sábado en la avenida de Sant Jaume tras ocasionar un altercado primero con la familia perjudicada, también vecina de Santa Eulària, y luego con una dotación policial.