Un joven discapacitado resultó ayer herido leve y tuvo que ser atendido por el personal de una ambulancia del 061 porque el conductor del autobús en que viajaba se negó a que se utilizara la rampa para minusválidos del vehículo, sin aportar ninguna explicación, según los denunciantes. El joven viajaba ayer por la mañana en el autobús número 10 de la empresa El Gaucho, que realiza la ruta Sant Jordi - Vila.
El joven, que tiene una disminución psíquica, viajaba en compañía de una chica minusválida que precisa de una silla de ruedas para desplazarse. Cuando el autobús llegó al final de su ruta, en la parada de la avenida Ignasi Wallis, el joven pidió al conductor que diera al botón que despliega la rampa de minusválidos para que su amiga pudiera descender del vehículo con la silla de ruedas.
Según la familia de la joven, que conoce el relato por boca de los dos disminuidos, el conductor se negó a hacerlo sin dar explicaciones y le dijo al joven, que pesa unos 150 kilogramos, que baja él a su amiga. El peso de la joven, que tiene 21 años, junto con el de la silla de ruedas, llega a los 75 kilogramos. Su compañero cargó con ella y la silla y consiguió dejarla sobre la acera, pero a causa del esfuerzo él cayó al suelo, lo que le dejó sin respiración. Una persona que en ese momento vio cómo el joven se golpeaba y que no podía respirar llamó a una ambulancia del servicio del 061, cuyo personal atendió al joven in situ y, aunque quisieron trasladarle al hospital de Can Misses para realizar un reconocimiento más en profundidad, él se negó.
Según la familia de la joven, no es la primera vez que su hija se encuentra con este problema en esta misma ruta de autobuses El Gaucho. De hecho ya presentó una denuncia en febrero del año pasado ante la Policía Local de Vila y ante la Concejalía de Movilidad del Ayuntamiento, que se puso en contacto con la empresa.
El responsable de El Gaucho habló con la familia y les dijo que se tomarían medidas contra el conductor del autobús que se negó a utilizar la rampa para minusválidos. Al parecer, en otras ocasiones les han dicho que la rampa estaba estropeada, ante lo que el propio conductor ayudó a la joven a bajar del autobús. «Pero en esta ocasión ni eso; el conductor no ha dado explicaciones, no les ha ayudado a bajar la silla y cuando el joven que acompañaba a mi hija se ha caído al suelo ni siquiera se ha acercado para comprobar qué había pasado», denunció ayer la madre de la joven, que insistió en que el accidente podría haber sido mucho más grave y en que las rampas deben funcionar.