El Tribunal Supremo ha confirmado la pena impuesta por la Audiencia Provincial a Jesús Díaz Cortés, 11 años y siete meses de prisión, por el asesinato del joven Carlos Marí Varo en es Canar en 2007. El Supremo ha rechazado los recursos impuestos contra la sentencia de la Audiencia tanto por la familia de la víctima como la del asesino. En su momento el fiscal solicitó una pena de 17 años y la familia del joven asesinado no quedó conforme con la pena de prisión impuesta el tribunal que lo juzgó .
La familia Marí Varo remitió ayer un comunicado a este diario en el que quiso «resaltar la existencia de un voto particular en la sentencia del Tribunal Supremo en el que el excelentísimo magistrado ponente disiente del parecer mayoritario del resto de magistrados que conforman la Sala y entiende que procedía la estimación del recurso de la acusación particular, por lo que la pena a imponer debería haber sido la de 15 años y seis meses de prisión por el delito de asesinato y un año y tres meses por las lesiones agravadas en grado de tentativa, lo que, aun reduciéndose al ámbito estrictamente moral, supone un respaldo -aún minoritario- a las pretensiones defendidas en todo momento por la familia». Asimismo, en su comunicado, la familia expresa su «convencimiento de que [las penas] serán escrupulosamente cumplidas, dentro de la legalidad vigente».
Además de los once años, Díaz Cortés no podrá residir o acudir a Santa Eulària durante cinco años más a la duración de la pena de prisión. También tendrá que indemnizar con 180.000 euros a los padres de su víctima.
Hechos probados
La Audiencia Provincial lo condenó también a otros siete meses de prisión por un delito de lesiones agravado cometido la misma noche del asesinato sobre un joven al que intentó clavar la misma navaja con la que mató a Carlos Marí.
Los jueces de la Audiencia consideraron hechos probados que sobre «las 3:30 horas del 30 de mayo de 2007 Jesús Díaz Cortés se dirigió al bar Montemar de es Canar y que pidió a Carlos Marí que le invitara a una cerveza, a lo que éste se negó, lo que motivó «una pequeña discusión entre ambos» que en ningún caso daba pie a pensar que podría derivar en un crimen. Unos diez minutos después, Carlos Marí y un amigo salieron del bar y sin media palabra, «sorpresivamente», Díaz Cortés se abalanzó sobre Carlos «para propinarle desde la parte de atrás o ligeramente ladeado una primera cuchillada, a la que siguieron, ya de frente, otras dos, en una rapidísima actuación, en la que [el amigo de la víctima] ni siquiera supo el alcance de lo sucedido a Carlos, bien que en defensa de éste, propinó al acusado un fuerte golpe que le hizo caer al suelo para, tras levantarse, emprender la huida, siendo perseguido [por el amigo del fallecido], ante lo cual el acusado se giró y, con ánimo de amedrentarle, dirigió hacia él la navaja y le dijo: 'Quieto o te rajo a también, te rajo, te rajo'».