El joven marroquí E.M.S. ha sido condenado a dos años de prisión por un delito de maltrato y otro de amenazas, nueve meses por la primera acusación y quince más por la segunda, pero la pena ha sido sustituida por la expulsión del país por un periodo de diez años, ya que se encuentra en el país en situación irregular.
E.M.S. se sentó el pasado 30 de junio en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa para responder por un presunto delito de violencia contra la mujer. Según su ex pareja, una joven española con la que tiene un hijo, el acusado entró en el supermercado en el que ella trabaja, en la zona des Port des Torrent, y con un cuchillo en la mano amenazó con cortarle la cabeza en caso de que no accediera a poner sus apellidos al niño. Además, cuando ella le quitó el cuchillo, sufrió un pequeño corte en un brazo.
En el juicio el alegó que no se acordaba de nada, puesto que estaba muy borracho. Insistió el acusado en que ella había aceptado en dejarle poner sus apellidos al hijo de ambos, por lo que él llamo a su madre a Marruecos para que solicitara los papeles necesarios, lo que, dijo, le había costado dinero.
Testigo protegido
Después, al parecer, ella cambió de opinión, lo que motivó el enfado. La mujer, por su parte, que declaró oculta tras un biombo, dijo que llegó a temer por su vida. En la vista oral también declaró tras el biombo, como testigo protegido, una compañera de trabajo de la denunciante que corroboró en todos los puntos la versión de la mujer.
Un amigo del acusado que también acudió al supermercado la mañana en que se produjeron los hechos declaró ante la juez que no portaba cuchillo alguno y que no se produjeron amenazas. Sin embargo, la propia víctima quitó el cuchillo al acusado, y el arma fue aportada como prueba.