El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Maó ordenó el ingreso en prisión incondicional y sin fianza para Mónica J.F., la madre del menor cuyo cadáver fue encontrado la semana pasada en el interior de una maleta, tras confesar la progenitora que lo mató ahogándolo en la bañera.
La detenida pasó ayer por la mañana a disposición judicial donde se le imputó un delito de homicidio doloso, y transforma la causa en un procedimiento con jurado. Los hechos, según información policial, apuntan a que la madre, nada más ser detenida, relató a la policía que se había encontrado a su hijo muerto (en el año 2008) y que por miedo lo ocultó. Tras las pruebas consistentes presentadas por los investigadores, la mujer se derrumbó y reconoció que lo había ahogado porque se sintió «agobiada».
La trágica historia se inicia en Noia (A Coruña), donde Mónica tuvo a César (menor asesinado de nueve años) como madre soltera. En un primer momento la detenida convivió con el padre biológico del niño, pero la situación era insoportable y decidió irse a vivir con sus padres.
El pequeño César permaneció en el domicilio de los abuelos maternos y cursando estudios desde el año 2003 hasta el final del curso 2007-2008. En el año 2007, Mónica J.F. conoció a un hombre por internet residente en Maó (un cibernovio). Fruto de esa relación a través de la red la madre decidió marcharse a vivir con él. Fue entonces cuando se marchó a la Isla y dejó al pequeño con sus padres. Transcurridos unos meses, concretamente el día 1 de julio de 2008, los abuelos enviaron al niño en avión hasta Menorca para que se hiciera cargo de su hijo. Ella, a su actual pareja, nunca le había dicho que tenía un hijo y le dijo que se trataba de su sobrino y que pasaría con ellos unos diez días de vacaciones.
Cuando pasaron los diez días, Mónica le comentó a su actual pareja que el niño ya se había ido. La dura realidad era otra. La detenida cogió a su propio hijo, lo metió en la bañera y lo ahogó. Acto seguido cogió la maleta, de color rojo y de unas dimensiones de 80 x 60 centímetros, introdujo el cadáver, cogió el coche y lo deposito en el monte.
Durante dos años, los abuelos le mandaban regalos y como ninguno de ellos les fue devuelto no sospecharon nada. Es más, incluso por internet la madre comentó a sus amistades que el niño había hecho la comunión Las relaciones entre la familia eran nulas.
La imputada será trasladada a la prisión de Palma, ya que Menorca carece de centro penitenciario.