Las grandes condenas por narcotráfico, más de nueve años como ocurría antes de la última reforma del Código Penal, han quedado para la historia. La nueva normativa establece en nueve años la máxima pena, a no ser de que se pueda probar que el acusado es un gran traficante que viene acompañado de organizaciones mafiosas armadas.
Providencia C.M., la matriarca del clan de la Rula, su apodo, ha sido una de las últimas beneficiadas por esta reforma. El fiscal rebajó ayer, al concluir el juicio contra ella que se ha celebrado en la Audiencia Provincial, de 12 a 9 años de cárcel su petición de condena.
Las otras dos mujeres que se han sentado con ella en el banquillo, Miguela D.C., la Sevillana, a quien se le atribuye la preparación de un envío de casi kilo y medio heroína de gran pureza para ser cortada y distribuida en sa Penya en febrero de 2009, también ha salido ganando. Sólo podrá ser condenada, como mucho, y si así lo estima el tribunal, a 8 años. Miguela D.C. se jugara, en un principio, 11 años.
La tercera acusada, la madrileña Ana M.S., a quien la policía sorprendió con la droga, es la que mayores rebajas logra. El Ministerio Público ya no le pide 11 años, pero sí seis. A ella se le reconoce que actuó como 'correo' así como el atenuante de toxifrenia.
Dos mujeres que dicen que las voces grabadas no son las suyas
Las defensas de las dos princípiales encartadas en el caso defendieron que las conversaciones grabadas por la policía en las que, supuestamente, ambas mujeres preparaban la operación de traer kilo y medio de heroína a Eivissa no corresponden con sus voces. En ellas, sin embargo, se escuchan los nombres de Miguela y el apodo de Rula. Los abogados también pidieron la nulidad de dichas grabaciones.