Ayer por la tarde quedó descartado que el cadáver que un vecino de la localidad valenciana de Cullera halló anteanoche en la playa del Marenyet se pudiera tratar del párroco de la localidad cántabra de Ampuero, Adolfo Linares. También se descartó que se trate de Bahram Naraghi, un turista francés de origen iraní que desapareció cuando se bañaba en es Cavallet. El cuerpo de Cullera tenía deportivas blancas del 45 y se cree que podría tener una especie de prótesis en una pierna. Los allegados de Naraghi ya han dicho que estas características no concuerdan. En cuanto al párroco, se descarta porque se cree que el cuerpo de Cullera lleva en el agua unos cinco meses, y el cura desapareción hace casi un mes.
La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Ana Botella, anunció el hallazgo durante una visita al cuartel de la Guardia Civil en Benimaclet. Explicó que la parte hallada del cadáver corresponde a la mitad inferior del cuerpo, que ya se ha trasladado a un instituto para practicarle la autopsia.
La delegada declinó ofrecer más detalles sobre la investigación porque esta se encuentra en «pleno» proceso, después de que la Guardia Civil de Cullera remitiera toda la información con la que contaba a los Juzgados del municipio de Sueca.
El hallazgo lo realizó un hombre que, a última hora de la tarde, había salido a correr por la playa y se encontró «un cuerpo de cintura para abajo», tras lo cual dio la voz de alarma a la Policía Local, que trasmitió el aviso a la Guardia Civil. José Devis, un vecino que se acercó al lugar, explicó que el cadáver parecía llevar tiempo a la deriva o entre rocas porque «le faltaba carne y estaba como vacío ya que se veía como un esqueleto con pantalón y zapatos».
Este vecino dijo estar «muy sorprendido» por este hallazgo, que calificó de «desagradable y nada habitual».
Casi un mes sin noticias del párroco de Ampuero, cuya moto apareció en es Soto
Pasado mañana se cumple un mes de la extraña desaparición de Adolfo Linares, párroco de la Ampuero, en Cantabria. En su pueblo la mayoría de los vecinos se quedaron muy sorprendidos cuando se enteraron que el cura estaba en Eivissa y que había alquilado una moto. Este vehículo fue encontrado el día 7 de julio en los acantilados de es Soto. En su hotel se encontró la documentación, por lo que quedó prácticamente descartado que desapareciera de forma voluntaria. El día antes de su desaparición envió un correo electrónico al amigo que le debía haber recogido en el aeropuerto de Bilbao. Fue buscado por tierra y mar sin éxito.