Paul M., un turista británico que en la última quincena del mes pasado pasó unos días de vacaciones en Sant Antoni, voló expresamente con su mujer desde Inglaterra a Eivissa para defender ayer su inocencia.
El fiscal le acusa de un presunto delito de maltrato por el que pide una condena de tres años y medio de cárcel. Es sospechoso de haber golpeado la cara de su mujer contra el suelo en una pelea que tuvo lugar el 25 de julio en el hotel donde se alojaban. Su esposa le defiende a capa y espada y asegura que sus lesiones en la cara se deben a un accidente.
Libertad
El acusado acabó detenido en los últimos días de su descanso en Eivissa. Tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad provisional. Voló a Inglaterra para ver a su familia y en un viaje express regresó ayer a la Isla para sentarse en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa.
La principal prueba de cargo contra él es la declaración de la médico que en la madrugada del 25 de julio atendió a la mujer de las lesiones que presentaba en el rostro. La facultativa ratificó ayer en la vista oral un informe en el que se asegura que la paciente le dijo con total claridad que su marido le había agredido sujetándole la cabeza y estrellándosela contra el suelo.
Al respecto, tanto la mujer como el acusado negaron todos estos extremos y afirmaron que la víctima chocó con el riel de la puerta del balcón, cayendo y golpeándose en plena cara. Se da la circunstancia de un empleado del hotel también constató esa noche que un espejo del cuarto de baño había sido roto.
El forense, a su vez, indicó que las lesiones que presentaba la afectada eran compatibles con un impacto directo como el relatado por la perjudicada.