Ayer se celebró en el Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa el juicio por la muerte del joven Jérôme Grandmougim, que fue arrollado en octubre de 2009 por el conductor Roberto G.A. cuando el primero y David, otro menor de edad, se desplazaban en un ciclomotor. Tenía 16 años de edad. El ministerio público pide para Roberto G.A., que conducía un BMW de 400 caballos de potencia, una pena de cuatro años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia, otro de lesiones y otro de conducción bajo la influencia de sustancias tóxicas. Roberto G.A. dio positivo en hachís y también en alcohol, aunque en este último capítulo por debajo de la tasa máxima permitida (dio 0,22 miligramos de alcohol por litro de aire espirado).
El acusado, que se encuentra cumpliendo condena en prisión por otra causa, cuenta con antecedentes por delitos de tráfico de drogas, violencia machista y también por, presuntamente, conducir con el carné retirado.
Ayer, en el juicio, declaró que cuando arrolló al ciclomotor en el que se desplazaban Jérôme y David, en la noche del 11 de octubre de 2009 en la carretera de Santa Eulària poco después de descender el puente elevado de Jesús, no circulaba a una velocidad superior a los 90 kilómetros por hora, que no vio el ciclomotor, que solo había tomado una cerveza a la hora de la cena y que por la mañana había «dado una calada a un porro».
Esta declaración fue confirmada por la joven que en el momento del accidente iba en el asiento del acompañante en el BMW y que entonces era su pareja.
Por su parte, uno de los agentes de Tráfico que realizó el atestado dijo que para que se produjera este accidente tuvieron que concurrir dos factores: que el acusado condujera sin la atención requerida y que el ciclomotor circulara por donde no debía de hacerlo, es decir, por el medio de la carretera en lugar de hacerlo por el arcén. «Si uno de los dos factores no se cumple, el accidente no se produce», declaró este experto de la Guardia Civil.
Testigos
Este agente recordó ante la juez que en un principio la joven que acompañaba al acusado se identificó como la conductora y que Roberto G.A. sólo reconoció que al volante iba él cuando varios testigos que se desplazaban en un coche que pasó por el lugar justo después del accidente declararon rápidamente que era él quien conducía.
Además de los cuatro años de prisión, el ministerio público reclama una indemnización de 96.000 euros para la familia de Jérôme y de 30.000 para la de David.