El acusado hizo uso de su derecho a no declarar. Escuchó a los testigos, a la fiscal, a su abogado y a la juez, y tampoco aceptó su derecho a la última palabra. El rumano A.C.G. se enfrenta a una pena de ocho meses de cárcel por la presunta comisión de un delito de hurto. Según la denunciante, una mujer de nacionalidad alemana, el acusado puso en práctica varias tretas para acabar robándole del bolso la cartera y el teléfono móvil. Esto último lo recuperó, pero no así la cartera, en la que asegura que llevaba 6.400 euros que estaban destinados a pagar a sus empleados.
Ocurrió el pasado 4 de agosto en un supermercado Eroski del municipio de Santa Eulària. La víctima del hurto asegura que el sospechoso estuvo importunándola repetidamente con el carro de la compra hasta que, finalmente, logró ponerse en situación de acceder a su bolso y robar la cartera y el teléfono móvil. En el juicio la mujer también explicó que el detenido contaba con la ayuda de un compinche que logró escapar, y que además lo hizo con su cartera y los 6.400 euros. No así con el teléfono móvil, que, según ella y dos testigos más, estaba en manos del detenido.
Retenido
Cuando la mujer advirtió que le habían robado comenzó a gritar y a señalar al presunto ladrón. Los responsables del supermercado metieron al sospechoso en las oficinas y lo retuvieron hasta que llegaron los agentes de la Policía Local de Santa Eulària. La mujer a la que le robaron al cartera, una trabajadora del local y un agente de policía declararon que vieron cómo A.C.G. intentaba deshacerse del móvil con disimulo, si bien las versiones difieren en cuanto a la forma de hacerlo.
El ministerio público reclama ocho meses de cárcel para el acusado por la comisión de un delito de hurto. Por su parte, la defensa reclama la absolución y argumenta que el dinero no fue encontrado en poder de su cliente y que el ladrón de la cartera bien podría ser la otra persona a la que se refirieron la víctima y los otros testigos.