El Juzgado de Instrucción Número 1 de Eivissa declaró ayer visto para sentencia el juicio en el que el exmatrimonio, formado por J.L.C.P y I.A.S, se acusan mutuamente por unos hechos ocurridos el 27 de julio de 2008.
En este caso, el Ministerio Fiscal solicita una pena de un año de cárcel, dos años sin licencia de armas y dos años de alejamiento a más de 75 metros para el marido, y dos años de prisión por un delito de lesiones y dos años de alejamiento para la mujer.
Sin embargo, los hechos sucedidos a las 17,30 horas de aquel día de julio en la vivienda de la mujer no están claros.
Versiones distintas
Según la versión del hombre, que reside en una casa colindante a menos de 30 metros de la de su expareja, él acudió al domicilio de la mujer a comprobar si su hijo mayor se había llevado un mando de la consola. Asegura que su exmujer se lo impidió y que comenzó a chillarle y a tirar cosas al suelo. En ese momento, según su versión, decidió marcharse del lugar pero en su salida algo le alcanzó la espalda que le provocó una herida en el homoplato que necesitó de varios puntos de sutura.
Por su parte, la versión de la mujer de origen brasileño va más allá. Ella asegura que estaba en el fregadero de la casa cuando apareció su exmarido entre gritos en busca de su hijo. Como el niño no le dio los mandos, entre ellos se originó una fuerte discusión hasta que, según I.A.S, su expareja la amenazó con un cuchillo que había en la cocina. En ese momento, según su versión, comenzó a tirar los platos al suelo pudiendo alcanzar alguno de los trozos la espalda de J.L.C.P. provocándole la herida.
Todos estos hechos fueron confirmados el martes ante la autoridad judicial por los dos hijos de la pareja que, según la mujer brasileña, vieron parte de lo que pasó. Así, el mayor podría haber declarado que vio a su padre con el cuchillo en la mano, algo que J.L.C.P negó rotundamente asegurando que el niño, que actualmente recibe ayuda psiquiátrica, miente.
Además los dos niños también afirmaron, sin ningún tipo de coacción de la madre, según aseguró la psicóloga que lleva el caso, que cuando se marchó su padre no presentaba ninguna herida en su camisa blanca.
Por todo esto y, viendo que los hechos no están nada claros, cada uno de los abogados de la defensa solicitó la absolución de las penas de las que se les acusa a sus clientes