La presencia de periodistas que cubrían la noticia de la detención de un joven que pretendía atentar con 140 kilos de explosivos contra la UIB es lo único que ha roto la tranquilidad esta mañana en el campus universitario, donde los móviles de los estudiantes estaban algo más activos de lo normal.
La mayoría de los alumnos se han enterado de la noticia avisados por amigos y familiares con mensajes de Whatsapp y a través de la red social Twitter y algunos, como Miquel, alumno de Magisterio, porque se han encontrado «un montón de llamadas perdidas» en el móvil al salir de clase, según ha declarado a Efe.
«He hablado con mi madre y me lo ha explicado», contaba este estudiante al salir del aula y declaraba no estar preocupado, porque ya habían detenido al joven que quería atentar contra la UIB.
Todos los estudiantes conocían la noticia y era el tema de conversación en los corrillos por los pasillos y en la cafetería, pero la tranquilidad reinaba en el campus y los alumnos seguían con su ritmo habitual, acudiendo a clase y comiendo en las mesas al aire libre.
Otra estudiante, Catrina, explicaba que se ha enterado a mediodía porque «la noticia corre en las redes sociales». «Me pregunto por qué alguien quiere atentar contra la UIB», ha cuestionado la joven.
También Rubén, estudiante de Fisioterapia, se mostraba sorprendido pero remarcaba la necesidad de volver a la normalidad: «es chocante pero hay que ir a clase porque ya ha pasado y está controlado».
A Estela, una estudiante de Trabajo Social la han avisado sus amigas de Salamanca, la ciudad de la que procede, que han conocido la noticia por la tele y le han bombardeado con mensajes de Whatsapp. «Al principio estaba un poco asustada, pero todo el mundo está normal y ya está detenido, así que tranquilidad».
A Jordi, profesor de Educación, le han informado a mediodía en Secretaría y ha seguido con su horario de clases habitual. «El tema es grave pero se le ha dado más importancia de lo que ha ocurrido, porque en realidad el joven ni siquiera ha venido al campus», ha señalado.
Solo Baltasar, estudiante de Trabajo Social, dejaba entrever cierta preocupación por lo ocurrido: «Me ha sorprendido muchísimo porque no me esperaba que nadie pudiera tener este odio hacia la sociedad y hacia los universitarios en concreto, y encima en un sitio como Mallorca».
«He venido a clase porque hay que normalizar las cosas y saber tener un temple, porque además han dicho que le habían investigado y por suerte le han detenido, así que se me ha ido la preocupación. Aun así es inevitable pensar en lo que podía haber sucedido si las cosas no se hubieran hecho tan bien como se han hecho», afirmaba.