El primo político de Ruth Ortiz, Juan David López, ha prestado hoy declaración asegurando que Bretón le confesó en varias visitas que le hizo a la cárcel que había matado a sus hijos.
El testigo ha manifestado que acudió a ver a Bretón con una «historia montada» de que estaba de su parte y que «veía bien lo que había hecho» con el objetivo de «sacarle toda la información» posible sobre el paradero de los niños.
En la primera de las tres visitas que le hizo a Bretón en la cárcel el acusado le dijo que «Ruth se lo había buscado» y que «esa no volverá a ver a sus hijos con vida», una conversación que no comentó a la policía porque «no me dejaban verlo» y tenía pensado visitarlo otra vez más en prisión.
En una segunda visita, quince días después, se encontró a Bretón «muy nervioso» y se retractó de lo que dijo anteriormente al manifestar que «los niños estaban vivos».
En ese momento, el testigo se enfadó con el acusado y le dijo que «no volvería más» ya que le estaba «engañando», por lo que Bretón le pidió que se quedase.
Fue entonces cuando Bretón le dijo «los niños están muertos» y le manifestó que sus hermanos Rafael y Catalina Bretón «no iban a decir nada».
El primo de Ruth Ortiz ha explicado que Bretón le confesó que estaba preocupado por su padre si hablaba y que en ese momento «comenzó a llorar».
Asimismo, ha asegurado que Bretón «nunca» le preguntó por los niños y que su obsesión era «ver a Ruth», por lo que le pidió que la convenciese para hacerle una visita.
En una tercera visita Bretón se mostró «más frío» y le dijo que no comentara nada de lo que le había dicho ya que su abogado le había prohibido hablar con él, por lo que no regresó a la prisión.
Testimonio de los presos de apoyo de Bretón
Por su parte, los presos de apoyo que tuvo en la cárcel José Bretón, acusado de asesinar a sus dos hijos el 8 de octubre de 2011 en Córdoba, han destacado su carácter «manipulador» y «maniático» durante su estancia en prisión.
Durante la novena jornada del juicio a Bretón, también han prestado declaración ante el jurado dos policías encargados de la investigación, otros dos funcionarios de la prisión donde permanece recluido desde el 21 de octubre de 2011 y hasta cinco presos de apoyo.
Los internos de la prisión han coincidido en señalar que Bretón «no hablaba de sus hijos» y se mostraba «tranquilo», aunque tenía «sus manías» y se mostraba «manipulador» con los presos.
Cuando se refería a su exmujer, Ruth Ortiz, lo hacía en términos «despectivos», mientras que sobre su causa mantenía constantemente que «perdió a sus hijos en el parque».
Uno de los internos ha precisado que en una ocasión le dijo que tenía que haber hecho «lo que su hermana», Catalina Bretón, le sugirió, es decir, «matarla a ella en lugar de a sus hijos», según ha recordado la fiscal.
Además, los internos que dormían con Bretón en prisión han asegurado que no se intentó suicidar en ningún momento y que en una ocasión se hizo «arañazos» en los brazos para «llamar la atención», lo que motivó que fuera ingresado en la enfermería de la prisión «con heridas leves».
Por su lado, dos funcionarios de la prisión han manifestado que el comportamiento de Bretón en la prisión era «normal», «disciplinado» y no creaba problemas, mientras que han resaltado que «no estaba en huelga de hambre», ya que si bien «no comía a veces en el comedor», posteriormente «compraba en el economato».
La policía cree que «la versión del padre hacía agua por todos sitios»
Además, el jefe de la brigada de la policía judicial de Córdoba ha declarado que desde el primer momento de la investigación «la versión del padre hacía agua por todos sitios» y se le tuvo «como sospechoso».
Ha añadido que la dinámica de la investigación demostraba que era «muy difícil o imposible» que los niños llegaran al parque Cruz Conde y que el último sitio donde estuvieron fue la finca de Las Quemadillas.
«Desde el minuto uno sabíamos que no era un caso de desaparición y el padre algo tenía que ver», ha apostillado el agente, que ha aclarado que se tuvo el «máximo respeto» con el trabajo de la perito que determinó que los restos óseos hallados en la hoguera de la finca eran de animales, si bien luego «ocurrió lo que ocurrió».
Finalmente, la agente que apoyó al antropólogo forense Francisco Etxeberría en el análisis de los restos en el que determinó que eran de humanos, ha constatado que en ningún momento se rompió la cadena de custodia de los huesos, que se hizo con autorización judicial y que determinó el origen «desde el primer momento».